Las estaciones de esquí están entre los grandes damnificados por la pandemia. Las restricciones de movilidad o incluso la obligación de cierre las han vaciado de amantes del esquí alpino. Y esto, aparte de los perjuicios económicos, ha provocado una explosión en la práctica del esquí de travesía. Cientos de esquiadores alpinos no han renunciado a su dosis de nieve esta temporada y han adoptado la alternativa más lógica. Salir de las pistas para aumentar su dominio a toda la montaña y sustituir los remontes por las botas pivotantes.
Siempre había envidiado a los esquiadores de travesía el privilegio de poder acceder a descensos de laderas enormes cubiertas de un manto de nieve en polvo virginal y única, aunque no tanto la obligación de marchar fatigosamente montaña arriba mientras a mí me transportaba un cómodo y aclimatado teleférico que me depositaba tranquilamente en el pináculo de la montaña ¿De verdad merece la pena pegarse un palizón para poder disfrutar de un descenso único? Solo se puede contestar a esta cuestión probando. Así que eso hice, apuntarme a un curso de iniciación de esquí de travesía.
Lo primero es familiarizarte con la equipación: Pieles, fijaciones, botas, casco, piolet, crampones, cuchillas, pala, arva, sonda, mochila, pantalones, capas textiles y guantes. Cuando ves todo el material encima de la mesa, la primera cuestión que te planteas es ¿Por qué toda actividad outdoor requiere equipación como para invadir la Galia? Y la segunda es: ¿no me hará más feliz el nudismo? Pero una vez que se va aprendiendo para qué sirve cada cosa, el rechazo a la complejidad se torna en interés y en conciencia de que tampoco es para tanto. Resumiendo, para el esquiador alpino, el material de esquí de travesía es mucho más ligero y ocupa bastante menos espacio.
La segunda cuestión es la seguridad en montaña. El esquí de travesía viene a ser como la mayoría de edad del esquiador, que ya no está tutelado ni bajo la atenta mirada de los responsables de las estaciones de esquí, donde el riesgo en las pistas, comparado con el resto de la montaña, es casi inexistente. En la montaña uno debe ser completamente autosuficiente y conocer a la perfección tanto la ruta a seguir como las condiciones climatológicas del día en que se va a transitar la ruta, y tener la preparación física y técnica para enfrentarse a cada vicisitud que se pueda dar en el terreno. Y por supuesto ir perfectamente equipado. El esquí de travesía es como el submarinismo, una preparación en su 90% para garantizar la seguridad. Emanciparse para sumergirse en la naturaleza y disfrutar de parajes y experiencias que las estaciones de esquí no pueden ofrecer, tiene su coste, y este no es tan alto como parece.
La visión del Experto
Pablo Velasco
¿Qué aporta el esquí de travesía que no tenga el esquí alpino o el freeride?
La experiencia de poder subir una montaña nevada por donde tú quieras, la sensación después del esfuerzo de que ello requiere sintonía con la naturaleza…, y además, la gratificación de la bajada por nieve virgen no tratada… Son sensaciones tan positivas que este deporte hace que te enganches y que los esquís de montaña o travesía sean el vehículo ideal para moverte en la montaña invernal.
¿Qué perfil de esquiador podría experimentar el esquí de travesía?
Yo recomiendo que los esquiadores de alpino prueben la travesía porque ya conocen la técnica de descenso. Cuando tengo alumnos que quieren venir a los cursos de SKIMO (abreviatura de esquí de montaña o travesía) les digo que primero hagan un curso de esquí alpino en estación. La técnica de descenso hay que aprenderla en estación, con una nieve tratada, con un profesor titulado que nos enseñe desde el primer momento la técnica y con remontes con los que podemos subir y bajar muchas veces en una sola jornada… así es mucho más fácil venir a los cursos de iniciación al SKIMO y preocuparte de la técnica en ascenso, cómo se foquea bien, la vuelta progresiva, la vuelta María, el uso de los bastones, etcétera; y después saber que la bajada no va a ser un problema… ¡sino un disfrute!
¿Cuáles son los principales puntos a tener en cuenta a la hora de acercarse al esquí de travesía?
En mis cursos de iniciación siempre remarco que son importantes estos primeros ítems:
A) Planificar la actividad / Seguridad.
1.- Recorrido que quiero hacer y alternativas.
2.- Condiciones de la nieve y meteorología prevista.
3.- Factor humano: con quién voy y experiencia que posee.
B) Material necesario:
Qué material necesito para realizar una actividad de esquí de travesía en alta montaña: Equipo completo (esquís, pieles, fijaciones, botas, bastones, casco). Material de seguridad: crampones, cuchillas, piolet, DVA, Pala, Sona, las 3G (guantes, gafas, gorro). Ropa adecuada sistema de tres capas, mochila de montaña, comida y bebida, botiquín y frontal.
¿Cuál es su ruta favorita de esquí en España?
Carros de Foc con esquís, es la vuelta al parque nacional Aigüestortes, para mí es una de las rutas más bonitas que se pueden realizar en España.
¿Qué ruta le gustaría realizar en el mundo?
Tengo como proyecto bajar el volcán del Chimborazo, en Ecuador, con esquís.
¿Cuál ha sido el momento en el que más apurado ha estado en el esquí de travesía? ¿Y en el que más ha disfrutado?
Como guía profesional de alta montaña procuro no llegar a encontrarme en momentos muy apurados, pero alguna vez, en la sierra del Guadarrama o en Sierra Nevada, que las condiciones de la nieve son especialmente delicadas porque se dan fenómenos de lluvia gelante que convierten zonas en hielo, algunas veces pasar de los esquís a los crampones ha sido una tarea con un cierto riesgo.
De disfrute tengo muchos recuerdos en el Macizo de las Maladetas-Aneto, realizando Carros de Foc o esquiando en El Valle de Tena cerca de mi casa rural, aunque en Guadarrama si subes el día preciso, también he tenido esquiadas inolvidables…
¿Qué equipo recomendaría para empezar en el esquí de travesía?
Creo que hay que buscar un equipo polivalente… ni muy pesado ni excesivamente ligero. Atomic para mí actualmente tiene un material con una relación calidad/precio muy buena. La gama de ski touring backland con patín de 85 centímetros me parece una muy buena elección.
Vista la teoría es la hora de la praxis. El equipo de montaña no representa mayor problema para un esquiador alpino medio. Es más, desde el punto de vista del confort es una mejora evidente. Con las botas se puede caminar como si fuesen botas de montaña y no al paso frankenstein tan característico de las botas de descenso. Su anclaje en el esquí es sencillo, y aunque esta pivota sobre la punta cuando se está en modo travesía, no hay sensaciones demasiado extrañas como para hacer difícil la práctica.
Lo primero que hay que hacer, después de calzarse las botas, es colocar las pieles de foca en las suelas de las tablas, esa enorme cinta adhesiva que permitirá al esquí agarrarse a la nieve y ascender laderas. Son 10 segundos para el skimo (esquiador de montaña) de competición, 4 minutos para cualquier esquiador de montaña, y 5 minutos para el perfeccionista. Y después deslizarse con los esquís. La técnica requiere que se arrastre “el dedo gordo del pie por la nieve” para que el esquí no pierda contacto con la superficie, pero la equipación pesa tan poco que levantar la bota y tabla es casi una acción inconsciente. Mal asunto. En ascenso se dan tantos pasos que eso lo único que aporta es carga a los cuádriceps. Hay que concentrarse en deslizar el esquí y no levantarlo. Cuando se avanza, los pelos de la piel de foca se aplastan y permiten un deslizamiento suave, y cuando se apoya el pie y surge la tracción estos mismos pelos se clavan en la nieve, y el esquí se convierte en un escalón perfectamente estable. Una de las mejores sensaciones que pueden experimentar los esquiadores alpinos, conocedores de lo fatigoso que es subir una ladera con esquís.
Por supuesto llega un punto en que el grado de inclinación de la pendiente obliga a que el ascenso cambie de vertical a zigzag. Y en ciertas circunstancias hacer el cambio de dirección en la ladera precisa de recurrir a la “vuelta María”. Una maniobra ejecutada en tres fases, bastante sencilla, que se asemeja a la quinta posición de ballet, y permite girar el sentido de la marcha 180º. Asimilar las nuevas técnicas e implementarlas provoca que la subida sea cansada. El esquí de travesía es un ejercicio a veces duro, pero eso sí, muy gratificante. Sin embargo, es como el senderismo, el nivel de esfuerzo requerido varía en función de la dificultad de la ruta elegida, y de la tranquilidad con que se tome uno los distintos tramos. Pero ya le advierto de que después de una temporada de esquí de travesía, piernas y torso se le va a poner como si estuviesen esculpidos en madera.
Uno llega a la cima cansado, es la verdad, no tiene nada que ver con la bucolidad del telesilla, en el que se puede meditar o hacerse selfis para tocar las narices a los compañeros de trabajo. Y aunque es un cansancio gratificante que dispara las endorfinas, sigue siendo cansancio. En una jornada de esquí de travesía hay que estar muy fuerte para realizar ascensos de unos 300 metros de desnivel y luego descender repetidamente. Y hablando de descensos, una vez alcanzada la cumbre es cuando toca disfrutar de la bajada.
En los descensos de esquí de montaña hay que tener en cuenta que uno ya tiene un grado de cansancio, la equipación, fantástica para escalar por su liviano peso, ahora no es tan buena para el descenso, comparada con las tablas y las botas de esquí alpino, y la nieve no está preparada por las suaves máquinas pisanieve de las estaciones. Uno tiene que estar acostumbrado a su equipación y tener la pericia para descender por distintos tipos de nieve.
¿Y cómo se consigue la pericia y el control de la equipación? Con la práctica. Los karatecas afirman que “1.000 días de entrenamiento para el iniciado, 10.000 días para el maestro”. Y el entorno más seguro para entrenar el esquí de travesía hasta que se asimile la técnica suficiente para salir a la montaña son las estaciones de esquí ¡Qué hermosa ironía! Muchas estaciones ya han comenzado a habilitar tramos para la práctica del esquí de montaña en sus dominios. Instalaciones perfectas para depurar técnica y acometer descensos con el nuevo material en un entorno mucho más seguro. Y como toda nueva actividad, el esquí de montaña ha traído nuevos problemas en las estaciones que, desde mi punto de vista, son fácilmente subsanables. Basta cumplir en todo momento las reglas de las instalaciones para el esquí de travesía.
Una vez se haya obtenido el control sobre la equipación propia, la pericia para salir a la montaña y la forma física para disfrutar de la jornada de esquí, fuera de los límites de las estaciones le aguarda unos parajes naturales maravillosos y acceso a una nieve de la que no se puede disfrutar de otra forma. Para mí, el esquí de travesía es la llave que me abre nuevas rutas por el Pirineo, nuevas aventuras por las llanuras de Laponia, o trepidantes descensos por las montañas noruegas que orlan los fiordos. Pero desde luego te asegura poder esquiar si la temporada que viene nos vuelven a cerrar las estaciones o nos confinan.
Equipación Básica
Esquís Mountain Touring MT90 de Wedze (Decathlon)
Esquís anchos que proporcionan una buena sensación en descenso en todo tipo de nieve. El precio incluye fijaciones y pieles de foca. P. V. P. 649,99 €
Bota Hawx Prime XTD 100 GW de Atomic
Muy versátil y cómoda sirven tanto para el descenso alpino como para el esquí de travesía, lo que las convierte en una herramienta fantástica para descensos. P. V. P 339,99 €
Pantalón Stowe de Ternua
Un multifunción para los días de invierno. Está diseñado para la práctica de esquí de montaña, alpinismo y trekking. Aislante y transpirable, su construcción permite gran movilidad. P. V. P. 169,95 €
Chaqueta Dynamic Jacket de Ternua
Chaqueta con capucha fabricada en tejido Storm fleece perchado y bielástico. Muy transpirable y con alta resistencia al viento y al agua. P. V. P 189,95 €
Libro Esquí de Montaña. Manual Básico
Manual que ayudará a conocer todas las claves para iniciarse en este apasionante deporte del esquí de montaña. P. V. P. 16,15 €
Libro Descensos Míticos
Largos descensos, rampas clásicas, caídas en vertical y pendientes de vértigo. Una extensa e impactante panorámica de los mejores destinos de esquí localizados por todo el planeta. P. V. P. 23,90 €
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