JERUSALÉN, Israel – Durante casi 2,000 años, con la conquista de los romanos y la expulsión de gran parte de la población judía, la región que hoy forma gran parte de Israel se conocía como “Palestina”.
El imperio británico tuvo el control de la región entre 1917 y 1948, hasta que se propuso por medio de un tratado en las Naciones Unidas dividir al territorio entre un estado judío y un estado árabe.
Si bien los líderes judíos aceptaron dividir la región, pero los palestinos, que ya habían luchado contra los británicos por el territorio donde vivían desde hace cientos de años, se opusieron y el tratado nunca fue implementado.
La primera guerra por el control de la región se disputó entre Israel y una coalición de naciones árabes que apoyaban a los palestinos. Al final Israel ganó y se quedó con gran parte del territorio.
En la Guerra de los Seis Días en 1967, Israel capturó más territorios de sus países vecinos, y negoció el reconocimiento de Egipto como estado independiente.
Desde entonces, la ocupación contínua de Israel de territorios de los que se ha apoderado y su gobernación sobre millones de palestinos que viven dentro de sus fronteras ha desatado décadas de conflicto y violencia.
El calibre de las hostilidades y la falta de un final claro recuerdan al devastador conflicto de 50 días de hace siete años entre Israel y las milicias palestinas en la Franja de Gaza.
Algunos líderes palestinos todavía apoyan una separación formal del territorio en dos estados, pero Israel continúa construyendo nuevos asentamientos en territorios ocupados, por lo que un final para la disputa no parece estar a la vista.
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