La Navidad es una época de grandes tradiciones, no solo en el ámbito festivo, sino también en el de la superstición. Además de cantar villancicos, colocar los regalos bajo el árbol, dejar comida a los Reyes Magos o tomar las doce uvas durante las campanadas, existe una costumbre que muchos cumplen a rajatabla: lucir ropa interior roja el día de Nochevieja. Se dice que este color proporcionará buena suerte a aquel que lo lleve con orgullo la última noche del año. Un acto que en la Edad Media era considerado sinónimo de brujería.
¿Cuál es el origen de esta tradición?
Como en toda tradición, son muchas las versiones que se atribuyen al origen de este hábito navideño. Sin embargo, solo una ha conseguido sobrevivir al paso del tiempo. Esta se remonta hasta la Edad Media, una época en la que el color rojo estaba prohibido por su relación con prácticas de dudosa reputación, como es el caso de la brujería, el culto al demonio o la lascivia.
Afortunadamente, este significado quedó relegado a un segundo plano con el paso del tiempo. Durante el frío invierno y en contraposición al color blanco que inundaba todo el entorno, muchos creían que el rojo representaba la sangre y la vida, convirtiéndose en un símbolo de buena suerte. No obstante, el recuerdo de esa antigua tradición infundió temor a aquellos que deseaban atraer los mejores presagios.
¿Cuál fue entonces la solución? El pueblo se vio obligado a ocultar debajo de sus ropas esta ferviente devoción por el color rojo, recurriendo así a la ropa interior. Una tradición que se ha mantenido intacta de generación en generación hasta nuestros días.
¿El color rojo atrae realmente la buena suerte?
En algunas partes del mundo, esta creencia presenta ciertas diferencias respecto a la versión original. Esta defiende que la ropa interior roja solo sirve para atraer el amor y la pasión. Si lo que buscas es buena suerte, debes vestir ropa interior de color amarillo, relacionado siempre con la felicidad, el optimismo y la fortuna.
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