Ana Barcenilla tiene la certeza de que viajar a contramarcha salvó la vida de su hijo de seis años cuando el pasado 14 de junio sufrieron un accidente brutal. Un coche invadió su carril en la entrada al túnel de Bolumburu de Zalla (Vizcaya), chocando frontalmente con ellos. “Yo quedé totalmente inconsciente tras el impacto pero mi hijo, que viajaba en la parte trasera con una silla a contramarcha, se desató de la silla y salió hacia delante con el fin de llegar hasta mí para soltarme el cinturón porque quería salvarme, según me contó él después”, explica por teléfono. Los conductores de los vehículos que viajaban detrás en ambos sentidos, y habían sido testigos, dieron la voz de alarma y comprobaron que el niño estaba totalmente ileso. Al conductor del otro vehículo aunque intentaron reanimarle, falleció. A Ana la tuvieron que sacar los bomberos en un rescate bastante complicado, ya que había sufrido un politraumatismo y estaba inconsciente, y la trasladaron en helicóptero hasta el Hospital de Cruces. “Me operaron de urgencia de la rodilla derecha y del pie izquierdo. A la semana siguiente, y tras varias trasfusiones, me operaron de la pelvis, lo que me mantiene en una silla de ruedas, teniendo que acudir una hora diaria a rehabilitación”. Dice Ana que actualmente tiene graves secuelas: está aprendiendo a andar de nuevo, recuperando masa muscular y el equilibrio. Estiman que pasará un año de rehabilitación.
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Desde la Asociación A ContraMarcha Salva Vidas llevan años insistiendo en la importancia del uso de sistemas de retención infantil a contramarcha a través de campañas informativas y la divulgación sobre seguridad en el vehículo a través de redes sociales, medios y blogs. Jesús Rodríguez, Guardia Civil de Tráfico y asesor técnico de sistemas de retención infantil, miembro fundador de la asociación, explica que viajar en un vehículo de espaldas a la marcha es la opción más segura hasta que, como mínimo, cumplan los cuatro años. ¿Por qué hasta al menos los cuatro años? “Porque hasta esa edad, un niño de percentiles medios aún está formando su estructura ósea, sus músculos en cuello y columna vertebral. Si tenemos un siniestro vial, y el niño no viaja a contramarcha, su cabeza saldrá proyectada hacia adelante haciendo que sus músculos aún no formados no puedan soportar dicha carga de tracción, lo que puede provocar las lesiones posteriores”, responde. Insiste también en que los cuatro años no es el tope, ya que hoy en día, gracias a muchos fabricantes de sistemas de retención infantil, se puede prolongar dicha medida de seguridad más allá de esa edad. “Existen sistemas de retención infantil orientados en sentido contrario a la marcha que pueden llegar a ser usados hasta 125 cm de altura o 32 kilos de peso, dependiendo de la marca y modelo del sistema de retención infantil”, añade.
Con los hashtags #AcmAlMaximo y #SigoViajandoSeguro la asociación lanzan este jueves 30 de septiembre una campaña para concienciar sobre la necesidad de alargar el uso de los sistemas de retención infantil a contramarcha el mayor tiempo posible para minimizar los daños en caso de un siniestro vial. El caso del accidente que vivieron Ana Barcenilla y su hijo es el mejor ejemplo. Sin embargo, desde la asociación han observado que se ha vuelto a niveles de 2015 en lo que respecta a información sobre los sistemas de retención infantil. “Son muchas las familias que tienen claro que sus hijos deben viajar los primeros años de vida de espaldas a la marcha, pero no tienen tan claro que deben seguir de espaldas a la marcha más allá de lo obligatorio, que a día de hoy son 15 meses o nueve kilos según la normativa de homologación de la silla que se use. Creemos que la información no llega a las familias con la claridad que llegaba hace unos años. Y como no es la ley sino el conocimiento lo que salva vidas, nosotros queremos recordar que los niños deben viajar el mayor tiempo posible de espaldas a la marcha, más allá de los cuatro años recomendados”, señala el experto en Seguridad Vial y Premio Ponle Freno 2015.
Si bien durante el embarazo preparamos a conciencia todo lo que necesitamos cuando llegue el bebé, los expertos en seguridad recuerdan que el sistema de retención infantil debe ser también una prioridad. El precio no es ya una excusa para no decantarse por estos sistemas porque, según Jesús Rodríguez, actualmente es posible adquirir una silla a contramarcha segura a un precio asequible. “En el mercado encontramos sillas con sello Plus Test, que es un sello que marca que una silla ha pasado pruebas aún más exigentes que las pruebas de homologación básicas, por menos de 200 euros. Sillas que te van a dar una vida útil de entre tres y cinco años dependiendo del crecimiento del niño que la use”, señala.
Una medida que no llega
Dice Ana Barcenilla que tiene la seguridad de que si su hijo no hubiese viajado a contramarcha tendría graves secuelas neurológicas que no le permitirían llevar una vida normal o, incluso, hubiera fallecido, ya que el impacto fue brutal. De hecho el niño viaja de nuevo en un sistema de retención a contramarcha y, cuenta su madre, “lo hará siempre que por peso y talla exista una silla que lo permita”. Dado que los estudios han demostrado que viajar a contramarcha reduce el riesgo de lesiones y salvavidas, y que la propia DGT recomienda colocar la silla el mayor tiempo posible en sentido contrario a la marcha: ¿por qué no termina de producirse un cambio en el Reglamento General de Circulación para que los niños viajen hasta al menos los cuatro años a contramarcha? “En el año 2013, siendo directora de la DGT María Seguí, se intentó hacer obligatorio en España el uso de sillas a contramarcha hasta los cuatro años. Desgraciadamente aquello se quedó en el intento. Habría que preguntar a la DGT por qué esta medida, que está demostrado que salva vidas, no salió adelante”, lamenta Jesús Rodríguez.
El número 218 de la revista Tráfico y Seguridad Vial, de la DGT, ya recogía en 2013 el artículo Mejor, mirando hacia atrás, en el que informaban que la DGT iba a proponer el uso de estos sistemas hasta al menos los cuatro años. “Esto que ya se sabía para los menores de dos años, ahora también se sabe para los niños hasta los cuatro años”, señalaba en el citado artículo Juan Carlos González Luque, jefe de la Unidad de Coordinación de la Investigación de la DGT. También se recogía en el texto la postura de diversos organismos internacionales, como la Sociedad Americana de Pediatría de Estados Unidos, el Ministerio de Transportes de Reino Unido o el Consejo Alemán de Seguridad Vial, en favor de alargar lo máximo posible viajar en el sentido contrario a la marcha; y se aprovechaba para desmentir lugares comunes en torno a estos sistemas como la cuestión del aumento del mareo, el nerviosismo de los niños o la posibilidad de sufrir lesiones debido al escaso espacio.
Este cambio hubiese situado a España como país líder en Seguridad Vial Infantil, pero la reforma del Reglamento que entró en vigor finalmente en el año 2015 no recogió finalmente dicha medida, sin que se llegara a saber muy bien cuál fue el motivo para rechazarla. Mientras llega, queda la información y las campañas de concienciación para que las familias alarguen lo máximo posible los sistemas de retención de espaldas a la marcha. Para que se puedan contar historias como la del hijo de Ana.
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