Solo tres años y medio separan al presidente Joe Biden (81 años) de su posible rival en las próximas elecciones de noviembre, Donald Trump (77 años), y, sin embargo, los potenciales votantes estadounidenses centran mayoritariamente en el demócrata sus críticas a la edad como un problema para ejercer.
¿Cómo ha logrado Trump disimular sus casi ocho décadas y mostrarse como un ser jovial, lleno de fuerza y agilidad mental, mientras que Biden debe luchar permanentemente por defender que está plenamente capacitado para presentarse de nuevo a unas elecciones?.
Dos son los principales motivos señalados por los expertos en comunicación política: una estrategia cuidadosamente elaborada por los asesores de Trump para que parezca más joven y una reiteración del mensaje “Biden es demasiado viejo”, que han perpetuado los medios de comunicación, quienes analizan con lupa cada posible error del presidente demócrata.
En opinión de Tammy R. Vigil, experta en comunicación política de la Boston University, la “ventaja” que tiene Trump es “que se presenta de una manera tan audaz y fanfarrona que la gente a veces se olvida de su edad”.
Pero, “si miras detenidamente lo que realmente dice o lo que realmente escribe, generalmente no es muy coherente y comete muchos errores“, cuenta a EFE en una entrevista telefónica.
Esta actitud y su “confianza en sí mismo”, señala la experta, lleva a sus seguidores a “ignorar los errores”, mientras que Biden “es mucho más considerado y reflexivo“, una actitud que hace que a veces surja en su discurso “una especie de vacilación que acentúa el problema de la edad”.
Según una encuesta publicada esta semana por ABC News/Ipsos, el 27 % de los entrevistados dijo que solo Biden es demasiado mayor, mientras que el 3 % dijo que sólo Trump lo es. Mientras, el 59 % de los encuestados apuntaron que los dos son demasiado mayores para ocupar el cargo.
La avanzada edad de Biden, el primer octogenario en ocupar la Casa Blanca, es frecuentemente cuestionada y de nuevo ha saltado a primera página tras la publicación del informe del fiscal especial Robert Hur con las conclusiones de la investigación que se le efectuó por la retención de documentos clasificados de su época de vicepresidente de Barack Obama (2009-2017).
En un duro texto en el que recomendó no imputarlo subrayó que demostró una memoria “significativamente limitada” en los días que estuvo declarando sobre el caso.
Un mensaje que se repite
En opinión de la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Southern California, Ann Crigler, el foco está más sobre la edad de Biden por la efectiva campaña de comunicación que lleva años haciendo el Partido Republicano, potenciada por los medios y por “los encuestadores de opinión pública”.
“Trump y los republicanos han estado insistiendo en su edad durante mucho tiempo y el expresidente ha hecho bromas con ello”, explica a EFE.
Ha logrado así, señala por su parte Vigil, crear “una narrativa” replicada en las noticias que “habla de Biden como viejo y de Trump como grandilocuente, en lugar de hacer una evaluación justa sobre el tema de la edad”, añade.
En opinión del experto en Ciencias Políticas de la Universidad de Míchigan Aaron Kall, a esto se suma que Trump es un “maestro en el entretenimiento en televisión” que sabe “cómo llegar a la gente”.
“Trump tiene mucha experiencia como actor, es alguien que ha estado en televisión y ha hecho un buen trabajo en crear una imagen más joven, como los actores de Hollywood, a través de maquilladores y otros trucos”, cuenta a EFE.
El truco del tinte rubio y el autobronceador
Su aspecto físico, señala Vigil, también ha formado parte de esa narrativa. “Se tiñó el pelo, usa loción autobronceadora”, explica.
Una imagen potenciada por sus parejas, mucho más jóvenes que él. Con Melania Trump, de 53 años, se lleva 24.
“Muchos hombres mayores se casan con mujeres más jóvenes como muestra de virilidad y es algo en lo que Trump fue muy estratégico. Cada vez que se volvió a casar fue con una mujer más joven”, apunta Vigil.
Del otro lado está Biden y su pelo blanco, quien además ha luchado toda su vida contra “un problema grave de tartamudez”.
“A veces la gente culpa a su edad de algo que tiene que ver con la tartamudez, ya que usa estrategias para combatirla”, explica. Así, algo que “no es una cuestión de edad” acaba siendo interpretado como tal.
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