Tenemos que hablar de Kevin emplea inquietantes señales visuales / sónicas para realzar el perturbador tema de la película. He aquí por qué es tan aterrador.
¿Por qué el thriller psicológico de 2011 de Lynne Ramsay, Necesitamos hablar sobre kevin, tan aterrador, incluso sin la presencia de violencia o sangre? Basado en la novela epónima de Lionel Shiver, Necesitamos hablar sobre kevin examina la tensa relación entre Eva (Tilda Swinton) y su hijo Kevin (Ezra Miller), donde el comportamiento problemático de este último culmina en una horrible masacre escolar.
Necesitamos hablar sobre kevin se sumerge profundamente en el punto de vista de Eva, que se presenta en forma de flashbacks sin una articulación o comentario definitivo. Esto ayuda a crear un aura inquietante desde el principio, ya que la naturaleza macabra del tiroteo en la escuela se establece desde el principio, junto con el brutal ostracismo social que enfrenta Eva a manos de la sociedad. Ramsey entrelaza líneas de tiempo superpuestas de una manera frenética, en la que la audiencia puede vislumbrar el control manipulador de Kevin sobre Eva y las formas sutiles en las que su comportamiento predijo la catástrofe inminente.
La sensación de terror también se evoca a través de motivos visuales, especialmente la casa manchada de pintura en la que vive Eva, que se presenta como una piedra de toque siempre presente. Atrapada en una red de culpa, vergüenza y remordimiento, Eva pasa sus días reflexionando sobre los eventos que condujeron al tiroteo en la escuela mientras se frota obsesivamente las manos en un acto de castigo autoimpuesto. La casa, junto con los recuerdos de Eva, es un recordatorio constante del atroz crimen de Kevin, que la persigue como una mancha roja sangre que no se puede lavar y que la induce a sentirse culpable por asociación. Esta sensación de inquietud también se crea con la ayuda del sonido, que se superpone y sangra entre sí, con cambios repentinos en el tono que resaltan los instintos asesinos de Kevin, junto con su capacidad para manipular a quienes lo rodean, como su padre, Franklin (John C . Reilly).
Dejando a un lado la naturaleza compleja e inquietante de la violencia juvenil, una de las razones clave por las que la película logra inquietar a la audiencia se puede atribuir a la interpretación de Ezra Miller como Kevin. Exudando una especie de confianza maníaca, Kevin navega a través de las relaciones familiares y sociales con la facilidad manipuladora de alguien con tendencias sociopáticas, un aspecto dominante de su personalidad que solo su madre conoce. A pesar de su comportamiento tranquilo y distante, Kevin alberga una rabia primordial contra su madre, contra la sociedad, que se manifiesta en actos indescriptibles a lo largo de la película, incluso cuando hace que su hermana pequeña se quede ciega a propósito.
Aparte de esto, la forma en que se filma la escena del tiroteo en la escuela pretende evocar terror, aunque carece de violencia o sangre. Esto se logra con la ayuda de un tic-tac y un zumbido bajo que se acumula con una intensidad febril, que ejemplifica una bomba de relojería que explota en la forma del crimen de Kevin, y el sonido de sus víctimas reverberando dentro del gimnasio de la escuela. Además, las tomas muy estilizadas de Kevin con su arco y flecha, y el vibrante destello de las sirenas de la policía realzan el aura siniestra de la película, elevando Necesitamos hablar sobre kevin al reino del horror visceral.