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¿Por qué utilizamos este sistema?

¿Cuántos días tiene un año? La respuesta está casi a la altura del 2+2, pero ¿quién decidió cómo se estructuraban los 365 días que tarda la Tierra en dan la vuelta al Sol? Actualmente utilizamos en casi todo el mundo el calendario gregoriano, sistema para medir el paso del tiempo y que tiene su origen en Europa. Fue impuesto por el papa Gregorio XIII en el 1582, sustituyendo al calendario juliano, que se utilizaba desde Julio César.

El origen de este cambio llegó a raíz de los acuerdos en el Concilio de Trento. El objetivo era eliminar el desfase producido desde el primero Concilio de Nicea, en el 325. En aquel momento se fijaron los días en los que se tenía que celebrar la Pascua, y por consiguiente el resto de celebraciones religiosas. Es decir, lo que se tenía que hacer era adaptar el calendario civil al año trópico.

Origen del calendario gregoriano

Para poder conseguir esto, el papa Gregorio XIII hizo que desaparecieran 10 días que se habían acumulado desde que se instaurase el calendario juliano. Más concretamente los días del 5 al 14 de octubre de 1582. El descubrimiento de este desfase llegó desde la Universidad de Salamanca, donde se realizaron varios estudios sobre el paso de los días.

El calendario juliano marcaba el 1 de enero como el principio del año, pero con 365 días y seis horas. El año bisiesto, que trata de recuperar esas horas, incluía un día entre el 25 y el 24 de febrero. También en los años divisibles entre cuatro. Pero el calendario juliano tenía un margen de error de 11 minutos y 14 segundos. Además, los días se intercalaron de manera errónea.

En 1582, el equinoccio se adelantó al 11 de marzo, y con ello la celebración de la Semana Santa. De continuar con este error, la liturgia se celebraría cada vez antes, llegando a cambiar de estación. Esto chocaba directamente con lo escrito en la Biblia. Aquí se especifica que Jesús murió en el mes judío de nisán (primavera). Así el papa también decidió fijar el equinoccio el 21 de marzo, para celebrar la Pascua en primavera.

Calendario juliano y calendario gregoriano

Fue el emperador Julio César quien creó el calendario juliano en el año 46 a.C. Este calendario divide el año en 12 meses, y cada cuatro años le suma un día al mes de febrero (año bisiesto). En concreto, el año juliano tiene un promedio de 365,25 días, de forma que es un poco más largo que el año astronómico.

Por este motivo, a medida que fueron pasando los años, los errores se fueron acumulando, lo que obligó a realizar una serie de modificaciones para que el año civil coincidiera con el año astronómico. De este modo, se adaptaron las fechas con determinados fenómenos astronómicos, como los equinoccios y los solsticios.

En el siglo I a.C, los errores acumulados habían conseguido que el año civil y el año astronómico estuvieran desfasados en nada más y nada menos que tres meses. Por este motivo, el invierno comenzó en el mes de marzo y el otoño en el de diciembre.

En en el año 1582, el papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano en Europa, el cual tiene tres tipos de años: año común (365 días), año bisiesto (366días) y año secular (cierra el siglo). Tiene 25 segundos más que el astronómico, de manera que hay una diferencia a cada 3,323 años.

Otros calendarios

Existen otros calendarios, como el islámico, que empieza en el 622 de nuestra era, año en el que Mahoma salió de La Meca hacia Medina. Los años duran 364 días, y se dividen doce meses. El calendario hebreo comienza el 7 de octubre del año 3760 a.C., el día del Génesis según la tradición judía.

En el calendario hindú los meses duran 29 y 30 días, lo que obliga a añadir un mes cada tres años. Cada mes comienza con la luna nueva. El calendario chino inicia el nuevo año con la primera luna nueva, que se da entre el 21 de enero y el 21 de febrero del calendario gregoriano.


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