Posible epidemia de cólera en Mozambique por las condiciones de los refugiados: MSF

Posible epidemia de cólera en Mozambique por las condiciones de los refugiados: MSF

Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó que las malas condiciones en las que viven los refugiados que huyen de la violencia en Cabo Delgado, en Mozambique, son “un caldo de cultivo perfecto para enfermedades como el cólera”.

La ONG denuncia que, desde 2017, casi 670,000 personas han tenido que abandonar sus hogares por la violencia entre grupos armados en esta provincia.

Muchos de ellos se concentran en la ciudad de Montepuez y sus alrededores, en unas condiciones en las que “les falta de todo” en palabras de la coordinadora médica de MSF, Patricia Postigo.

Sin embargo, para llegar a esta ciudad, los refugiados que huyen de los enfrentamientos al norte de la provincia de Cabo Delgado entre el grupo armado popularmente conocido como Al Shabaab, como las fuerzas del Estado y la empresa de mercenarios Dyck Advisory Group (DAG) son responsables de violaciones del Derecho Internacional humanitario.

En su huida primero llegan a la capital provincial, Peoma, o a la localidad montañosa de Mueda, bajo control policial, una travesía para la que deben caminar entre cuatro y diez días a través de la selva “con lo puesto y sin dinero”.

Un viaje que a veces viene seguido por un retorno a sus hogares con la esperanza de recuperar al menos una parte de sus posesiones.

En el camino por la selva, deben alimentarse de lo que encuentran: hojas, mangos o trozos de mandioca o, en los casos más afortunados, de lo que les puedan dar en una aldea.

Además, esta ruta está sembrada de cadáveres de otros enfrentamientos o muertos de hambre y sed, según denuncia la organización.

Para culminar la etapa final que les lleva a Montepuez deben ahorrar dinero durante días hasta reunir el precio para poder viajar al sur en una camioneta, un destino al que llegan “deshidratados y con hambre”, así como padeciendo varias enfermedades, entre las que destaca la malaria entre los niños.

A estas condiciones hay que unir las necesidades de higiene y los problemas de salud mental derivados del viaje y del trauma.

La situación en Montepuez

La situación en la ciudad dista mucho de ser la deseable en este momento de pandemia, ya que donde antes vivían siete personas ahora viven entre 30 y 40, debido a que las familias suelen estar compuestas por entre cinco y siete hijos.

Entre estos refugiados hay muchas mujeres que habían sido raptadas por los insurgentes.

Según MSF, a primeros de año llegaban entre 1.400 y 1.500 personas por semana, a áreas de tránsito o los dos campos de acogida que hay en la ciudad y cuya ocupación ha pasado en dos meses de 3.000 personas en cada uno a aproximadamente 10.000 en lo que la organización define como “una especie de aldea” donde cada refugiado construye una casa de adobe, una letrina y cultiva en una parcela que se le asigna.

Hasta que le otorgan la parcela –un proceso que dura semanas– y construyen su casa de adobe, viven a la intemperie.

Debido al hacinamiento y la temporada de lluvia, las condiciones del agua son “pésimas”, lo que dispara el temor a que se desaten epidemias de enfermedades como el cólera, de la que ya hubo un brote.

Sin embargo, los cooperantes no temen solo por eso, sino por el aumento de casos de coronavirus, malaria y la alta prevalencia del VIH, que afecta en torno a l3 por ciento de la población de Mozambique. Debido a que las instalaciones están colapsadas, también se han despertado los temores sobre la salud materno-infantil.

Entre las prioridades de MSF, se encuentra el que se preste ayuda psicosocial a los refugiados, así como el suministro de kits básicos de ayuda con utensilios básicos, mantas o pastillas de cloro.

(Europa Press)


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