Quienes se acercan a visitar el Vaticano no deberían desdeñar el contiguo barrio de Prati. De calles anchas y arboladas, edificios decimonónicos y ambiente deliciosamente burgués, esta zona en la ribera occidental del río Tíber ofrece sus encantos a quienes quieran pasar un día en una Roma inesperada y genuina.
9.30. Hora del capuchino
Si llegamos a Prati caminando, nada más cruzar el puente de Umberto I encontraremos a la izquierda el castillo de Sant’Angelo (1), antiguo palacio papal y hoy museo. Cerca aparece un edificio neobarroco de mármol travertino: es el Palacio de Justicia (2), inaugurado en 1911 y enseguida apodado por los romanos Il Palazzaccio (el mal palacio) en tono de burla. Estamos en la plaza Cavour, zona de emplazamiento de los antiguos prados de Nerón (Prata Neronis) que dan nombre al barrio.
Aún no nos considerarán turistas por pedir un capuchino (los romanos lo toman antes del mediodía) y un rico tramezzino (sándwich de pan de miga). En el Caffè Portofino (3) los sirven junto a otras delicias. Situado en la plaza Cola di Rienzo, además de meternos de lleno en el ambientillo del barrio, es el punto de partida perfecto para recorrerlo.
11.00. Visita al mercado
Ir de compras en Prati es casi obligatorio. Se puede empezar por el mercado dell’Unità (plaza dell’Unità, 53) (4), junto a la Via Cola di Rienzo, la avenida principal y más concurrida del barrio. Allí las verduras están sobredimensionadas y parecen atrezo para bodegones pictóricos. En el número 196 se encuentra la mítica Castroni (5), una tienda de ultramarinos de toda la vida donde venden productos tan variados como regalices de mil tipos, gominolas con sabor a pino o tés del mundo entero.
Y como objeto italianísimo y también tradicional, ¿quién se resistiría a comprar una cafetera Bialetti? El local oficial de la marca (plaza Cola di Rienzo, 82B) vende desde microcafeteras individuales hasta ejemplares de tamaño familiar para 18 tazas, de color metalizado o incluso con los tres tonos de la bandera italiana.
12.30. El epicentro del universo pop
No hay que abandonar aún esta avenida, pues nos dará más sorpresas, por ejemplo al entrar en Coin Excelsior (en el número 173) (6), un edificio dedicado a grandes marcas (Alessi, Marc Jacobs, Moschino…) cuyo interiorismo fastuoso recuerda al de los primeros grandes almacenes del siglo XIX. Como antídoto contra este ambiente de lujo se puede acudir al tradicional mercadillo de ropa que se monta a diario en la misma Via Cola di Rienzo, pero más cerca del río Tíber.
Es también ineludible una visita al epicentro del universo pop que, sorprendentemente, se halla en este barrio señorial. Se trata de la tienda Profondo Rosso (7), del cineasta Dario Argento, un lugar de peregrinación para los amantes del cine serie B y del terror filmado. En este minigabinete de curiosidades se pueden encontrar bustos de Lovecraft, camisetas de la película Tiburón o una reproducción parlante de Chucky, el muñeco diabólico.
13.30. Pasta y polpette
En Italia se come temprano y es bueno unirse a la costumbre. Un acierto sería acudir a la Hostaria Dino e Tony (Via Leone IV, 60) (8) para probar la sencillez de unos gnocchi caseros. Otra tradición más informal es ir a una tavola calda, donde la comida del día está a la vista, en una fórmula más parecida a un autoservicio. En Il Gianfornaio de la Via dei Gracchi (9) se dan cita muchos habitantes de la zona, que piden su platito combinado de pasta y polpette (albóndigas) o un risotto recién hecho. En la misma calle se puede rematar el almuerzo con un helado de la Gelateria dei Gracchi (10).
16.00. Un pequeño duomo
¿Y en este barrio romano no hay iglesias? Sí, pero no de estilo barroco. En cambio, en el Lungotevere Prati encontramos un pequeño duomo de fachada blanca que imita estéticamente al de Milán: es la iglesia del Sagrado Corazón del Sufragio (11). Construida en 1917, cuenta con un pequeño e insólito Museo de las Ánimas del Purgatorio lleno de reliquias y documentos que buscan probar que hay vida tras la muerte. Las librerías tampoco faltan en Prati: una de las más señeras es la Librería Claudiana (plaza Cavour, 32) (12). Instalada en el chaflán de un edificio, invita a hojear y comprar algún ejemplar de su gran selección de libros de todos los temas, muchos de ellos acerca de la propia Roma.
No puede faltar un paseo para conocer las principales villas art nouveau de Prati, llamadas Villini Liberty en italiano. Dos de ellas, construidas a principios del siglo XX por el arquitecto Garibaldi Burba, son el Villino Cagiati (Via dei Gracchi, 340) (13) y el Villino Macchi di Cèllere (Viale Giulio Cesare, 31) (14).
19.30. Del cine al aperitivo
¿Nos plantearíamos ir al cine en Roma? Merecería la pena, aunque solo fuese para visitar el interior del Cinema Adriano (15), que nació como teatro en 1898 y acogió cuatro conciertos de los Beatles en 1965. El edificio luce su empaque en la plaza Cavour. Poco después del cine llega la hora del sacrosanto aperitivo y del spritz anaranjado o de un cóctel clásico. Dos lugares donde se dan cita los vecinos del barrio son el moderno La Zanzara (16) o TED (17), un local especializado en lobster rolls (rollitos de langosta) con mesas al fresco.
21.00. La hermana de la pizza
¿Qué tal cenar una pinsa romana? No está mal escrito: la pinsa es hermana de la pizza, pero de forma ovalada y con base de harina de arroz, soja y trigo, más fácil de digerir. En La Pratolina (Via degli Scipioni, 248) (18) la sirven desde el comienzo de este siglo y están orgullosos de haberse hecho un nombre en la ciudad. Otro sitio muy popular para picar y beber algo en Prati es Il Sorpasso (Via Properzio, 31-33) (19), con su extensa carta de quesos y salumi, es decir, embutidos de todas las regiones de Italia.
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