“Me preocupan las denuncias anónimas, no porque piense que todas son falsas pero sí dan cabida a venganzas y resentimientos que pueden incidir de manera negativa”, apuntó la antropóloga.
Cientos de mujeres en México han roto el silencio contra la violencia machista que viven en los entornos del trabajo y la universidad; hartas del abuso de poder y la prepotencia han denunciado públicamente a sus agresores a través de las redes sociales, buena parte de forma anónima, lo cual ha puesto en evidencia la ausencia de protocolos y una falla institucional “muy fuerte” para hacer las denuncias, indicó la antropóloga Marta Lamas.
“El #MeToo, tanto el que surge en octubre de 2017 en Estados Unidos como los que están surgiendo ahora en México, está dándole una fuerza colectiva a una protesta legítima en la mayoría de los casos sobre todo cuando las denunciantes dan sus nombres y su cara”, apuntó en entrevista para #AristeguiEnVivo.
Para Lamas se trata de una problemática “fuerte y real” en la que es necesario equilibrar la presunción de inocencia y la de verdad, lo cual requiere de mecanismos que sigan el debido proceso.
“El fin no justifica los medios. El fin de poner un alto a las barbaridades o agresiones y abusos que se están denunciando no se puede lograr si vulneras una serie de derechos en el camino“, apuntó y dijo que para ella, las denuncias anónimas son preocupantes y pueden significar un problema.
“Me preocupan las denuncias anónimas, no porque piense que todas son falsas pero sí pienso que dan cabida a venganzas y resentimientos y que pueden incidir de manera negativa”, expuso.
Ante esta dinámica, Lamas considera importante continuar en el debate sobre lo que se considera acoso y qué actitudes no tienen la condición de abuso sexual ni acoso.
“El acoso implica asedio, implica una conducta repetitiva pero la sociedad utiliza el término ‘acoso’ para pequeños gestos que no implican un asedio (…) las descripciones sexuales o los términos de requerimientos con connotación sexual no son acoso, a menos que el comentario se vuelva consistente“, explicó.
En ese sentido, la autora del libro ‘Acoso ¿Denuncia legítima o victimización?’, aseguró que los gestos o términos de connotación sexual molestan e irritan el día de hoy en el país debido al contexto “brutal de violencia estructural” que enfrentan las mujeres mexicanas.
Lamas percibe en el entorno un “giro puritano y una hipersusceptibilidad”, pero asegura que no tiene que ver con la existencia de actos agresivos y abusivos en los entornos laborales y estudiantiles.
Desde el pasado 23 de marzo, una ola de denuncias y testimonios inundaron las redes sociales. Al estilo del #MeToo en Estados Unidos, una denuncia pública fue suficiente para que mujeres que han sido víctimas de violencia física, psicológica o de género, en el mundo literario, periodístico, académico y creativo se unieran para exponer a los responsables de las acciones en su contra.
El movimiento #MeToo servirá, señaló la antropóloga, para que los hombres entiendan que las conductas violentas ya no se aceptarán, aunque también dijo que las mujeres también deben cambiar el chip.
“Sirve para empezar a que los hombres entiendan que hay cierto tipo de cosas que ya no se van a aceptar, que hay ciertas cosas que de alguna manera antes se aceptaban y ahora ha cambiado la sensibilidad de las mujeres”.
Sin embargo, cuestiona si el movimiento alcanzará a revelar el acoso que hay sobre campesinas u obreras mexicanas, toda vez que hay un componente de clase social, grupo étnico y edad que se deben analizar.
“Para hacer un diagnóstico de qué está pasando con el acoso y abuso sexual en México tenemos que tener esto que las feministas llamamos la perspectiva interseccional de cómo intersecta la clase social, la condición étnica, la edad y vamos a destapar una caja de pandora de las cosas que están pasando en nuestro país en el campo, en ciudades pequeñas”, dijo.
Para la antropóloga es un tema “hipercomplicado” y celebra que se esté hablando de ello pero señaló que es necesario impulsar a las instituciones para que tengan mecanismos y protocolos para recibir las denuncias en lugares acotados, como la escuela o el trabajo, donde se tiene el nombre del acosador.
Aquí la entrevista completa: