Por Jacobo Dayán
Es evidente que ante una crisis sanitaria inesperada de las dimensiones que enfrentamos se tengan que hacer ajustes presupuestales. La cantidad de recursos que deben ser puestos al servicio de un sistema de salud abandonado por décadas son inmensos y la complejidad es mayor cuando no se cuenta con mucho margen de maniobra. Las preguntas son: ¿de dónde recortar? ¿Qué es menos urgente y se puede aplazar? ¿Cuáles son las prioridades del gobierno?
AMLO ha dejado en claro sus respuestas. Prefiere su autodenominada transformación que salvar vidas. Los recortes han venido de distintos rubros como la desaparición de fideicomisos para la ciencia, la investigación, la cultura, las artes y otras que no son parte del proyecto de este gobierno. Prefiere una refinería, un tren y un aeropuerto, allí no hay recortes.
Incluso entre sus prioridades no se encuentran las víctimas de la violencia. Esto ya era claro al profundizar un modelo militarizado de seguridad y no tener entre sus prioridades la verdad y la justicia que redundaría en la no repetición, así como el abandono presupuestal en que tiene a las comisiones de víctimas y de búsqueda.
En días recientes decidió destinar a la contención de la pandemia recursos que se encontraban etiquetados para prevenir el delito. Unas vidas por otras, esa es la lógica detrás de esto. Las víctimas directas e indirectas de la violencia, que alcanzan los millones, no son prioridad. Como la atención está centrada en la crisis sanitaria este gobierno sacrifica unas vidas mientras se aferra a un proyecto ideológico.
Prefiere destinar recursos millonarios a energías del pasado mientras critica los proyectos de energías limpias. Prefiere el Tren Maya que la protección ecológica. De nuevo antepone sus filias y fobias antes que las vidas que corren riesgo por el cambio climático.
Como lo ha reiterado Javier Sicilia en varios de sus textos, no hay nada más peligroso que el amor abstracto. Este gobierno antepone conceptos abstractos como pueblo, transformación y patria antes que la vida concreta de personas. Se aferra a una idea autodenominada transformadora antes que a personas concretas que están siendo asesinadas, torturadas y desaparecidas. La asignación de recursos hace evidente esto.
Otras víctimas olvidadas por este gobierno son las que generará la enorme crisis económica que ya asoma la cabeza. Aquí el presidente también ha antepuesto su proyecto a las millones de personas que serán afectadas en la vida real. Solo para aquellas personas que se apegan a los intereses y visión de su gobierno reciben su atención.
Las víctimas que generará la pandemia son importantes y también lo son las víctimas de la violencia que siguen acumulándose a pesar de los discursos triunfalistas de este gobierno que no se respaldan en cifra alguna. También lo son las comunidades indígenas que verán devastados sus entornos por los proyectos de este y pasados gobiernos.
Estamos atravesando una crisis sanitaria que en palabras del presidente llegó “como anillo al dedo”, ¿será que está dispuesto a sacrificar vidas en aras de su amor abstracto? La asignación de recursos y prioridades así lo muestran.
*La opinión aquí vertida es responsabilidad de quien firma y no necesariamente representa la postura editorial de Aristegui Noticias.