El antiguo líder estudiantil Joshua Wong y otros dos jóvenes activistas, Agnes Chow e Ivan Lam, han quedado este lunes en prisión preventiva en Hong Kong a la espera de sentencia el próximo 2 de diciembre. En una audiencia en los tribunales de primera instancia del distrito de Kowloon oeste, los tres se habían declarado culpables de cargos relacionados con el cerco a la comisaría central de la ciudad durante las protestas masivas del año pasado.
En principio, la cita en los tribunales de este jueves era para comenzar un juicio de seis días contra Wong y Lam por su papel en el cerco a la sede de la Policía el 21 de junio del año pasado. Pero de manera inesperada, los dos activistas, que hasta ahora habían sostenido su inocencia, se declararon culpables, como ya había hecho Chow previamente de los cargos de incitación y participación en reunión no autorizada.
En concreto, Wong se declaró culpable de los cargos de organización de reunión no autorizada y de incitar a otros a participar, por los que puede recibir una sentencia de hasta tres años de cárcel. Sí negó el cargo de participación en reunión no autorizada, sobre el que los fiscales no habían aportado pruebas. Por su parte, Lam se declaró culpable de un cargo de incitación.
“Quizá las autoridades desean mantenerme en prisión una sentencia tras otra”, declaró Wong, de 23 años, antes de que comenzara la vista. “Estoy convencido de que ni las celdas de la prisión, ni los vetos electorales, ni ninguna otra medida arbitraria conseguirán que dejemos el activismo. Lo que nosotros hacemos es explicarle al mundo el valor de la libertad”.
Lam, a su vez, declaró que “si cercar la comisaría central es un delito o un acto necesario en la lucha por la democracia creo que es algo los hongkoneses tienen muy claro”.
Wong es uno de los activistas más célebres en Hong Kong desde que en 2013 encabezó las protestas de estudiantes de secundaria contra la imposición de un programa de estudios “patriótico” en el territorio autónomo, y un año más tarde fue uno de los líderes del Movimiento de los Paraguas, las sentadas masivas para exigir reformas democráticas que paralizaron durante tres meses el centro de la ciudad. El joven político fundó después el partido Demosisto para reclamar más libertades en el enclave y que acabó disolviendo el 30 de junio pasado, cuando entró en vigor la nueva ley de Seguridad Nacional que Pekín impuso a Hong Kong.
Aunque Wong no formó parte del liderazgo de las protestas del año pasado, sí les dio su apoyo. Había estado cumpliendo una sentencia de cinco semanas de cárcel por desacato y cuando quedó en libertad, el 16 de junio de 2019, las manifestaciones ya estaban en pleno apogeo.
Este verano, las autoridades hongkonesas, con el respaldo de Pekín, le denegaron la autorización a presentarse como candidato a las elecciones legislativas que debían haberse celebrado este septiembre y en las que la oposición aspiraba a hacerse con la mayoría por primera vez en la historia del enclave. Esos comicios se aplazaron finalmente un año por la pandemia de covid, un retraso que la oposición achaca a razones políticas.
Wong, uno de los activistas más detestados por Pekín, también encara cargos por participación en asamblea ilegal relacionados con la celebración de una protesta en octubre del año pasado y la vigilia en memoria de las víctimas de la matanza de Tiananmen el 4 de junio de este año.
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