La periodista Peniley Ramírez revela cómo una serie de propiedades utilizadas por Genaro García Luna para residir y montar empresas privadas pueden ser la clave de operaciones ilícitas.
A través de las propiedades facilitadas por una red de socios y de familiares, Genaro García Luna logró montar empresas que comercializaban información utilizada por las más altas esferas de la administración de Felipe Calderón, al mismo tiempo que desempeñaba su cargo público.
Estos nexos también le permitieron vivir en Estados Unidos, en mansiones lujosas de Miami, una vez que abandonó la función pública. Un estilo de vida que despertó sospechas del Departamento de Justicia, misma dependencia que ahora lo acusa de operar a favor del Cártel de Sinaloa y de recibir sobornos multimillonarios.
Esto forma parte de la información revelada a través de investigaciones de la periodista Peniley Ramírez, quien afirma que García Luna también utilizó recursos del Gobierno Federal para operar sus empresas privadas, y que, incluso, vendía a particulares información que llegaba todas las mañanas al escritorio del entonces presidente.
En entrevista para Aristegui en Vivo, Ramírez explicó como dos personajes claves en este entramado: Jonathan Weinberg y su padre, Mauricio Weinberg, son asociados en empresas propietarias de una oficina en la colonia Polanco de la Ciudad de México desde donde operaba la firma ICIT, presuntamente relacionada con García Luna.
Esta agencia hacía análisis de la información que comercializaban a particulares. Ramírez descubrió que sus clientes recibían el mismo resumen informativo que leía calderón por las mañanas.
“Lo mismo que recibía el Presidente lo leía el cliente de ICIT, y eso, según varios expertos de seguridad que consultamos, dijeron que es un tema tremendo de seguridad nacional”.
En esta oficina, presuntamente subdividida, operaba R3D, una de las organizaciones que fue documentada en el caso de espionaje gubernamental, realizado a través de un software que recopilaba información e interceptaba comunicaciones.
El inmueble tenía el mismo domicilio registrado por joyería propiedad de Silvia Pinto, mamá de Alexis Weinberg y esposa de Mauricio Weinberg, en sociedad con Julia Abdala, pareja actual del director de la CFE, Manuel Bartlett.
“No solamente son socias, sino que la dirección fiscal de la joyería, en donde no había una joyería, era la misma oficina donde operó este proyecto secreto en el que se habrán utilizado ilegalmente recursos humanos, e información y software de la Secretaría de Seguridad Pública”.
Una vez que concluyó su administración, García Luna se mudó a la ciudad estadounidense de Miami, a una de las 36 propiedades adquiridas por los Weinberg. Se trata de una mansión ubicada en Golden Beach, norte de Miami, con un valor superior a los 3 millones de dólares. Posteriormente se mudó a un penthouse, de los mismos propietarios.
“Ellos dicen que el pagaba renta, pero no tenemos ningún documento aún para probar si era así o no. Pero aún si pagaba renta eran departamentos muy lujosos y asumimos que la renta de esos lugares es muy cara”.
Para Peniley Ramírez, eso tiene importancia ahora por los señalamientos del Departamento de Justicia de Estados Unidos, que afirman que García Luna amasó una fortuna que no correspondía a los ingresos de una persona que llevaba toda su vida laboral colaborando en la administración pública.