Las seis semanas de protestas en Perú están dejando pérdidas por más de 500 millones de dólares en la mayoría de las actividades económicas de ese país por los bloqueos y por los paros convocados por los manifestantes, sin que se vislumbre una salida a la grave crisis política y social que atraviesa la nación andina.
Cuando los actores económicos pensaban que la salida del izquierdista Pedro Castillo de la Presidencia, por un intento fallido de golpe de Estado, traería mejoras a las expectativas macroeconómicas del país, las protestas recrudecieron y demandaron también la renuncia de su sucesora Dina Boluarte.
Las manifestaciones de rechazo a Boluarte empezaron en el sur del país en cuanto asumió el cargo, el pasado 7 de diciembre, y se fueron extendiendo a casi todo el territorio, después de que se produjeron las primeras muertes por la represión policial, que ahora superan los 60 decesos.
Transcurridas seis semanas de protestas, con una semana de tregua por Navidad, las pérdidas económicas se han elevado a 2,150 millones de soles (unos 554 millones de dólares), según confirmó esta semana el ministro de Economía, Alex Contreras.
Paralización en el sur
Las regiones más afectadas son las sureñas Cusco, Madre de Dios y Puno, que presentan bloqueos en las carreteras desde diciembre y ya sufren desabastecimiento de combustibles y un elevado precio en los alimentos.
Contreras estimó que si no se consigue una diálogo rápido entre las partes y el conflicto se mantiene, la economía peruana solo crecerá 2% en el primer trimestre de 2023, pero si hay una reactivación como consecuencia de un consenso político, el alza del PIB sería de al menos 3%.
No obstante, la inflación analizada en enero bordeará muy posiblemente el 9% precisamente por las protestas, adelantó el ministro, aunque confió en que sea un incremento temporal.
Un estudio de la Cámara de Comercio de Lima advirtió esta semana que un millón de puestos de trabajo, que equivalen al 27.8% del empleo formal en Perú, están en riesgo de perderse por las protestas.
Los paros y cortes de carreteras afectan principalmente a la minería (52.6%), al sector agropecuario (51%), al de manufactura (32.3%) y construcción (31%), entre otros.
La cámara señaló que las pérdidas también se registran en la inversión pública que cada día equivale a 71 millones de soles (18 millones de dólares).
Pero si hay una actividad que está en recesión actualmente es el turismo dado que el foco de las manifestaciones de protesta está en las regiones que tienen los mayores atractivos para el turismo receptivo, como las surandinas Cusco y Puno, así como la amazónica Madre de Dios.
Sin turistas en Machu Picchu
Cusco alberga la ciudadela incaica de Machu Picchu que por las protestas ha tenido que parar varias veces las operaciones de su aeropuerto y de trenes que conducen a ese centro arqueológico.
Puno es la región altiplánica que tiene el lago navegable más alto del mundo, el Titicaca, pero que mantiene bloqueada la carretera que lo comunica con Bolivia y el resto del país.
Igualmente, Madre de Dios tiene algunos de los más atractivos parques nacionales de la selva tropical, fronteriza con Brasil y Bolivia, pero es la primera región que sufre desabasto de gas y combustibles por los bloqueos.
El presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viaje y Turismo (Apavit), Ricardo Acosta, explicó a EFE que la situación actual es que “hay muchas (microempresas del sector) que ya cerraron, hay muchas personas que lamentablemente perdieron el empleo y la conmoción es muy dura”.
Perú solía recibir 4.6 millones de turistas antes de la pandemia, pero este año la expectativa se redujo a menos de medio millón de visitantes, dijo Acosta, porque “ya fueron canceladas las reservas del turismo receptivo que teníamos, calculo yo, hasta mayo”.
El representante agregó que esta crisis “lamentablemente no solo afecta a la cadena productiva del turismo, sino a la cadena productiva del país en general. La situación está complicada, yo espero que la situación se revierta”.
Últimas medidas con Punche
Frente a la paralización, que genera incertidumbre en la economía, el Gobierno anunció el programa Con Punche (fuerza) para retomar las obras públicas retrasadas por la convulsión social y de financiación para las microempresas que componen la mayor parte del mapa de negocios en Perú.
Sin embargo, la posibilidad de que el Ejecutivo pueda llevar adelante ese programa en el periodo de transición, como lo ha definido Boluarte, choca con la dificultad que está teniendo para recuperar la estabilidad y poder gobernar hasta las elecciones adelantadas dentro de un año o menos.
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