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Pueblos cerca de Madrid para pasar el día en otoño

Si te apetece descansar y desconectar de la rutina, no es necesario que te vayas de viaje a la otra punta del mundo. Hay pueblos cerca de Madrid que son estupendos para hacer una excursión de día, donde puedes evadirte, respirar aire puro y recargar pilas.

Patones de Arriba

A una hora de la capital se encuentra Patones de Arriba, uno de los pueblos con más encanto de la Comunidad de Madrid. ¡Una excursión maravillosa para toda la familia! Un pequeño pueblo de viviendas de piedra con tejado de pizarra negra que nació en el siglo XVI y que parece haberse quedado anclado en el tiempo. Merece la pena recorrer la Senda Ecológico del Barranco, que une Patones de Abajo con Patones de Arriba u dura 30 minutos.

Buitrago de Lozoya

Buitrago de Lozoya está a una hora en coche desde Madrid y es una localidad preciosa, de origen medieval. Cuenta con un gran patrimonio monumental, entre el que destaca el Castillo de los Mendoza, una construcción de ¡fensiva de los siglos XIV y XV. También es interesante visitar la Iglesia de Santa María del Castillo y el Arco de las Nieves.

Rascafría

Si te apetece conocer uno de los pueblos más bonitos de Madrid en una excusión de día, Rascafría es una opción estupenda. Se encuentra a 104 kilómetros de distancia de la capital. El principal atractivo del municipio es la naturaleza. Hay multitud de rutas de senderismo para todos los niveles, siendo el Paseo Azul una de las más sencillas y bonitas. También merece la pena visitar el Monasterio de El Paular.

Pedraza

Si no te importa irte un poco más lejos, puedes apostar por Pedraza, un pueblo segoviano situado a 130 kilómetros de Madrid. Una de las visitas más interesantes es la Cárcel de Pedraza, donde se pueden conver los diferentes tipos de celdas. La Plaza Mayor es una típica plaza castellana, con laterales porticados y balcones.

La Hiruela

Y, por último, La Hiruela, a 110 kilómetros de la capital. El pueblo está situado en la Sierra del Rincón, que es Reserva de la Biosfera desde el año 2005. Con una población de apenas 48 habitantes, es un sitio estupendo para huir del bullicio de la ciduad y disfrutar del silencio. El entramado urbano se ha mantenido intacto durante siglos, y todas las casas son de piedra pizarra con elementos de madera de roble. El Museo Etnográfico ofrece la oportunidad de conocer de primera mano cómo era una casa rural del siglo XVII.


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