Con cada viaje fuera de Bélgica, en el enmarañado caso de Carles Puigdemont, nunca hay nada claro, los márgenes legales son estrechos y a pesar de lo que aseguren las resoluciones judiciales, siempre sobrevuela la sombra de una posible detención.
Desde que el Parlamento Europeo le retiró su inmunidad como eurodiputado, el 9 de marzo de este año, hasta este jueves, cuando fue detenido en Cerdeña, el expresidente de la Generalitat, residente en Bélgica y perseguido por la justicia española desde 2017, ha viajado de forma pública a distintos lugares de Francia en al menos seis ocasiones, según el recuento de este periódico. Algunas de ellas, bajo la inmunidad provisional reinstaurada temporalmente por el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) entre el 2 de junio y el 30 de julio. Otras, sin esa protección.
A principios de junio, Puigdemont salió de Bélgica y acudió al pleno de la Eurocámara en Estrasburgo, el primero presencial tras el cierre de esta sede durante la pandemia. Y realizó el viaje con sólidas garantías: cinco días antes el TGUE le había restituido de forma cautelarísima su inmunidad para garantizar que podía desplazarse desde Waterloo (Bélgica), donde vive habitualmente, hasta la localidad francesa sin correr el riesgo de ser detenido. Ese mes repitió viaje a Estrasburgo para participar en el debate de la Conferencia sobre el Futuro de Europa.
Desde entonces, según fuentes parlamentarias, Puigdemont no ha regresado a la sede francesa de la Eurocámara, a pesar de que se han celebrado dos plenos, uno en julio y el último la semana pasada, en el que la presidenta de la Comisión Europea dio su discurso sobre el estado de la UE. Tampoco apareció en esta última sesión el eurodiputado Toni Comín, igualmente perseguido por la justicia española, aunque sí lo hizo Clara Ponsatí, también reclamada por el Tribunal Supremo. Fuentes cercanas a los políticos independentistas aseguraban la semana pasada que la ausencia no tenía nada que ver con la situación procesal: “No tienen problema para ir a Estrasburgo (ni para ir a ningún sitio de la UE, porque la orden europea de detención está suspendida”.
Puigdemont sí que ha viajado, en cambio, por otros lugares de Francia: estuvo en París la semana pasada, donde visitó la Asamblea Nacional francesa y allí asistió a la proyección de un documental sobre el proceso de independencia. Y entre julio y septiembre ha acudido al menos a tres actos en los alrededores de Perpiñán, localidad situada en el sur del país y a un paso de la frontera con España. Pero hasta ahora, al menos de forma notoria, nunca había pisado territorio italiano.
Gonzalo Boye, el abogado que lidera el equipo jurídico del político catalán, no encuentra motivos legales para una detención que considera que contraviene la decisión del TGUE del 30 de julio, en la que se concluía que “nada permite suponer que las autoridades judiciales belgas o las autoridades de otro Estado miembro puedan ejecutar las órdenes de detención europeas emitidas contra los demandantes y puedan entregarlos a las autoridades españolas”.
“¿Qué ha cambiado? Alguien ha sobremotivado a los policías del aeropuerto de Cerdeña”, ha aseverado este viernes Boye en una comparecencia telemática desde Bruselas. “La semana pasada el presidente Puigdemont ha estado en la Asamblea Nacional francesa y ahí ha pasado muchos controles policiales, y a ningún policía se le ocurrió detenerle, como tampoco le han detenido en Bélgica, ni en Perpiñán, ni en muchos sitios a los que ha ido”.
El letrado ha explicado que tiene previsto entregar este viernes al tribunal con sede en Luxemburgo un escrito de medidas cautelarísimas. El objetivo es que la justicia europea recupere la inmunidad provisional que este órgano le retiró en julio (decisión que, según el texto del auto, tomó tras confirmar con la justicia española que los procedimientos contra Puigdemont, Comín y Ponsatí estaban suspendidos, y por tanto las órdenes de detención no serían ejecutadas, por lo que no corrían riesgo de ser detenidos.
El mismo auto reconocía la posibilidad de solicitar de nuevo estas medidas provisionales “en caso de detención de los demandantes por una autoridad de ejecución de un Estado miembro o de aplicación de un procedimiento de entrega a las autoridades españolas”.
Otro de los puntos que ha sostenido la defensa de Puigdemont es que la “inmunidad de desplazamiento” de la que goza como eurodiputado no fue retirada en marzo, cuando la Eurocámara votó el suplicatorio, por lo que debería poder moverse libremente para realizar sus actividades como europarlamentario.
Boye ha defendido que el viaje a Cerdeña estaba efectivamente ligado a esta tarea. “No fue a hacer surf ni a tocar la guitarra”, ha dicho. “El expresidente tenía en la agenda una reunión con el presidente del parlamento regional”, ha añadido Toni Comín en la comparecencia. El lunes, además, el expresidente catalán tiene prevista la participación en una comisión de la Eurocámara. Comín ha defendido que Puigdemont “debe poder asistir”.
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