Vladímir Putin y la cúpula militar rusa han endurecido el tono de sus amenazas a Occidente mientras aún esperan una respuesta de Washington a sus propuestas para garantizar la seguridad de ambas potencias nucleares. En una reunión con el Ministerio de Defensa, el presidente ruso y sus generales han acusado este martes a Estados Unidos de llevar mercenarios al este de Ucrania y de desplegar unos 8.000 militares junto a sus fronteras, al mismo tiempo que han advertido de que los misiles hipersónicos rusos “están en modo de combate” y que el resto de su arsenal ha sido modernizado. “En el caso de que continúe claramente la línea agresiva de los colegas occidentales, adoptaremos las medidas de represalia técnico-militares adecuadas. Reaccionaremos con dureza a sus medidas hostiles”, ha afirmado Putin en referencia a los miembros de la OTAN. El mandatario ha dicho tener “todo el derecho a hacerlo para garantizar la seguridad y la soberanía de Rusia”.
Las nuevas armas hipersónicas del Kremlin, como los sistemas Avangard y Kinzhal, pueden esquivar el escudo antimisiles desplegado por Estados Unidos en Europa (en Polonia y Rumania). Según el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, el 90% del arsenal nuclear ruso ya ha sido modernizado para adaptarlo a este nuevo armamento. Shoigú, además, ha prometido triplicar la cifra total de misiles de crucero para 2026. Putin, por su parte, ha señalado que Washington desplegará sus misiles de nueva generación en Ucrania en cuanto estén listos para animar a Kiev a realizar un ataque.
“Estados Unidos no tiene aún armas hipersónicas, pero sabemos cuándo podría desarrollarlas. No hay forma de ocultarlo, todo queda grabado”, ha dicho el mandatario ruso antes de elucubrar que Washington, “bajo esta cobertura, podría armar a los extremistas del país vecino y empujarles contra Rusia, contra algunas regiones rusas en particular… diremos Crimea”.
En su conversación del pasado 7 de diciembre, Putin anunció al presidente estadounidense, Joe Biden, que le presentaría pronto una propuesta con una serie de garantías para la seguridad internacional. Estas fueron publicadas el pasado día 17, e incluían la retirada de la OTAN del este de Europa y que la Alianza Atlántica renunciase a tener ningún tipo de vinculación con Ucrania. Sin hacer apenas concesiones, Moscú proponía también reducir los ejercicios militares en las fronteras al tamaño máximo de una brigada y abordar el despliegue de los misiles en ambos territorios.
“Necesitamos garantías vinculantes a largo plazo”, ha señalado Putin ante los mandos de su Ejército antes de acusar a Washington de no ser un socio fiable. “Vosotros y yo sabemos bien que, incluso con garantías legales, no se puede creer en ellos porque Estados Unidos se retira con facilidad de los acuerdos internacionales”, dijo Putin en referencia al acuerdo de Cielos Abiertos, del que Washington se retiró en 2020, y al Tratado de Misiles Antibalísticos, del que la Casa Blanca se apartó en 2002 para construir un escudo con el que protegerse de lo que entonces denominó “Estados canalla”.
Durante la reunión, el líder ruso ha instruido a sus mandos a reforzar sus tropas con armas de precisión guiada y ha ordenado ampliar la cooperación militar con los países de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva, especialmente con Bielorrusia. Precisamente ambas naciones han incrementado sus ejercicios militares conjuntos en el último año, a raíz de las protestas masivas contra el régimen de Aleksandr Lukashenko tras las elecciones fraudulentas de 2020, y de la crisis migratoria que el líder autoritario bielorruso desató con Polonia y los países bálticos.
La clave aquí es Ucrania, país sobre el que planearía una hipotética invasión total rusa, según los servicios de espionaje estadounidenses. El país, que sufre desde 2014 una guerra en su zona oriental en la que los separatistas son apoyados por el Kremlin, ha visto cómo se ha reforzado de nuevo el Ejército ruso a lo largo de su frontera, con más de 110.000 militares, desde el mar Negro hasta Bielorrusia. “Ellos (Estados Unidos) hacen lo que quieren, pero lo que están haciendo ahora en el territorio ucranio, o lo que planean hacer, no está sucediendo a miles de kilómetros de nuestras fronteras nacionales, está ocurriendo a nuestras puertas. Deben entender que no tenemos a dónde retirarnos”, ha asegurado Putin.
Shoigú ha echado más gasolina al fuego al acusar a la Casa Blanca de enviar mercenarios al frente ucranio. “Es cierta la presencia de más de 120 miembros de la contratista estadounidense PMC en las comunidades de Avdiivka y Pryazovske, en la región de Donetsk”, ha afirmado el general. “Están equipando puestos de fuego en edificios residenciales e instalaciones comunales, y entrenando a fuerzas especiales y a grupos radicales”, ha agregado antes de acusar al Gobierno estadounidense de supuestamente gestar posibles provocaciones que pudieran encender de nuevo la mecha de la guerra: “Se han enviado reservas de componentes químicos no identificados a las ciudades de Avdiivka y Krasny Lyman para realizar actos provocativos”. Shoigú también ha acusado al Ejército ucranio de mantener un bombardeo intenso contra la población civil de la zona separatista del Donbás, cuya población ha recibido más de medio millón de pasaportes rusos desde que estalló el conflicto.
Y más allá de Ucrania, el Ministerio de Defensa también ha acusado a Estados Unidos de ampliar su despliegue de misiles en el Pacífico y de aumentar el número de ensayos con bombarderos estratégicos, capacitados para lanzar un ataque nuclear sobre Rusia. En esta tensa situación, Shoigú ha anunciado durante la reunión con Putin que se realizarán dos grandes ejercicios militares el próximo año, y desglosó las nuevas adquisiciones del Ejército ruso para 2022: cinco submarinos, dos bombarderos nucleares, 21 lanzaderas de misiles balísticos y un millar de carros de combate y baterías de artillería, entre otras armas.
Esta reunión ha coincidido además con la entrega a la Marina de dos nuevos submarinos nucleares, el Novosibirsk, de clase Yasen, y el Príncipe Oleg, de clase Boréi, así como con la prueba de un misil Kalibr lanzado desde otro submarino diésel en el mar de Japón. Pese a la crisis económica, el Kremlin ha anunciado que el Ministerio de Defensa incrementará su presupuesto para los próximos dos años en unos 180.000 millones de rublos (unos 2.100 millones de euros).
Tras su intervención, Putin ha mantenido sendas conversaciones telefónicas con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y con el canciller alemán, Olaf Scholz, en las que el líder ruso ha comentado su visión de las negociaciones con EE UU y propuso celebrar un nuevo encuentro bajo el Formato de Normandía (que integra a París, Berlín, Washington y Kiev) para abordar la situación de Ucrania, además de “intercambiarse sus buenos deseos antes de las vacaciones de Navidad y de Año Nuevo”, según ha divulgado el Kremlin en un comunicado.
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