El Gobierno ruso muestra su apoyo militar al régimen de Aleksandr Lukashenko en medio de la crisis migratoria provocada por Minsk en la frontera con Polonia, donde Varsovia ha desplegado 12.000 soldados para contener a miles de migrantes traídos desde Oriente Próximo. Dos bombarderos estratégicos Tu-22M3 de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia han comenzado a patrullar de forma indefinida los bordes del territorio bielorruso que delimitan con los países de la Unión Europea. “Estos vuelos se realizarán a partir de ahora de manera regular. Esta medida es una respuesta adecuada a la situación cambiante que vemos tanto en el aire como en tierra”, ha anunciado el Ministerio de Defensa bielorruso.
“Hoy se ha trabajado la interacción práctica de nuestra fuerzas en el sistema de defensa unificado”, señalaba el comunicado de Minsk, que destacó la llegada de los aviones rusos en el tiempo previsto. La misión comienza además un día después de que Lukashenko amenazara a Europa con involucrar a Moscú en su escalada militar. “Sabemos que si, Dios no lo quiera, cometemos algún error, si tropezamos, eso arrastrará a Rusia inmediatamente a esta vorágine. Y ella es la potencia nuclear más grande”, advirtió el mandatario bielorruso. “No estoy loco. Entiendo perfectamente a dónde puede conducir todo esto”, añadió en una entrevista del medio Defensa nacional.
Además de la patrulla aérea, Minsk y Moscú firmaron esta semana la extensión durante 25 años más del uso de dos instalaciones militares rusas en el país vecino. Se trata de la estación de radar Volga, que forma parte de sus sistemas de detección temprana de misiles lanzados desde territorio europeo y desde el Atlántico, y el centro de telecomunicaciones marítimas Vileika. A ello se suma también el anuncio en octubre del envío a Bielorrusia de nuevas baterías de misiles antiaéreos S-400. Una alianza militar que se encuadra dentro de los avances en las negociaciones entre Lukashenko y Putin del último año para lograr una mayor integración entre ambos países, un acuerdo del que aún se desconocen los términos, pero que Lukashenko prometió someter a referéndum en febrero de 2022.
El Kremlin ha brindado su apoyo total al Gobierno bielorruso en esta crisis migratoria. El presidente ruso, Vladímir Putin, y la canciller alemana, Angela Merkel, mantuvieron una conversación telefónica este miércoles en la que la líder germana le pidió que “ejerza su influencia sobre el régimen de Minsk” ante una situación humanitaria que Berlín considera inaceptable. El mandatario ruso, sin embargo, respondió que este es un problema que los países afectados deben tratar directamente con Minsk. En concreto, Polonia, Lituania y Estonia, que también han recibido estos últimos meses grupos de inmigrantes abandonados a su suerte por Bielorrusia.
El apoyo incondicional de Moscú a Lukashenko alcanza todos los niveles. “Rusia nunca ha ocultado que en los momentos más difíciles está lista para brindar toda la ayuda necesaria a Bielorrusia. En primer lugar estamos hablando de asistencia económica, pero también todo lo demás que necesite”, señaló el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, al ser preguntado cómo puede influir el Kremlin en Lukashenko.
El Gobierno ruso observa el desarrollo de la crisis con atención. “Por el momento no hay ningún riesgo (para Rusia)”, afirmó Peskov, “aunque por supuesto se están tomando las medidas necesarias”. En cualquier caso, Moscú insiste en señalar que este no es un problema exclusivo de Varsovia, sino de todo el bloque comunitario en su conjunto. “Hay una catástrofe humana inminente, estamos hablando de la vida y salud de varios de miles de personas; de refugiados que declaran abiertamente que quieren ir a la Unión Europea, ni siquiera quedarse en Polonia”, dijo Peskov.
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El acercamiento de Lukashenko al Kremlin desde las protestas de 2020 ha animado a Minsk a reconocer Crimea, la península anexionada por Moscú en 2014, como parte de facto de Rusia. Tras siete años de ambigüedad, el ministro de Exteriores bielorruso accedió este reconocimiento informal en una entrevista con Ria Novosti. “La posición de Bielorrusia sobre Crimea sigue siendo la misma, entendemos que en la realidad es actualmente un territorio ruso”, afirmó el jefe de la diplomacia bielorrusa, Vladímir Makei.
Precisamente el Mar Negro ha sido protagonista de otros incidentes entre Rusia y la OTAN. El Ministerio de Defensa eslavo denunció que “ha aumentado significativamente la presencia de los vuelos de reconocimiento en el Mar Negro” tras detectar tres aviones, dos estadounidenses y uno francés, “a apenas 30 kilómetros de la frontera de la Federación de Rusia”; y la flota rusa ha enviado el crucero lanzamisiles Moskvá y la fragata Essen a vigilar un buque insignia norteamericano, el USS Mount Whitney, que según Washington realiza maniobras rutinarias en la zona con sus aliados.
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