El presidente ruso, Vladimir Putin, acusó este viernes a occidente de arrogancia colonial y de tratar de aplastar a su país con sanciones “estúpidas” que equivalen a una “guerra relámpago” económica.
Dirigiéndose al Foro Económico Internacional de San Petersburgo, un evento de exhibición este año que se lleva a cabo casi sin participación occidental, dijo a la élite política y económica de Rusia:
“Somos personas fuertes y podemos hacer frente a cualquier desafío. Como nuestros antepasados, resolveremos cualquier problema, toda la historia milenaria de nuestro país habla de esto”.
Putin recibió aplausos en la sala cuando reafirmó su determinación de continuar con la “operación militar especial” en Ucrania que ha desatado lo que calificó como un aluvión “sin precedentes” de sanciones económicas occidentales.
Dijo que el objetivo principal de la incursión era defender a “nuestro” pueblo en la región de Donbas, en gran parte de habla rusa, en el este de Ucrania, una justificación que Kyiv y Occidente descartan como un pretexto sin fundamento para una guerra que ya ha llevado a la ocupación de partes del sur de Ucrania mucho más allá del Donbas.
Putin dijo que los soldados rusos en el Donbas también luchaban para defender los “derechos a un desarrollo seguro” de Rusia.
“Occidente se ha negado fundamentalmente a cumplir con sus obligaciones anteriores, resultó ser simplemente imposible llegar a nuevos acuerdos con él”, dijo Putin.
“En la situación actual, en un contexto de crecientes riesgos y amenazas para nosotros, la decisión de Rusia de realizar una operación militar especial fue forzada, difícil, por supuesto, pero forzada y necesaria“.
Putin dijo que Estados Unidos se consideraba a sí mismo “el emisario de Dios en la Tierra” y que las sanciones occidentales se basaban en la premisa falsa de que Rusia no tenía soberanía económica.
Washington y sus aliados estaban tratando de “cambiar el curso de la historia”, dijo, para debilitar a una Rusia soberana e independiente.
Poco antes de que Putin comenzara a hablar, el Kremlin anunció que un ataque cibernético de “denegación de servicio” había desactivado los sistemas de acreditación y admisión de la conferencia, lo que lo obligó a retrasar una hora el inicio programado de su discurso.
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