El presidente ruso, Vladímir Putin, ha dado este miércoles la mayor muestra de escalada bélica desde el inicio de la ofensiva en Ucrania. Putin ha firmado un decreto que ordena y abre la puerta a la movilización general en Rusia para hacer frente a la contraofensiva lanzada por las fuerzas ucranias. Siete meses después de iniciada la guerra y forzado por los reveses sufridos a manos de las tropas ucranias, el líder ruso ha decretado una medida tremendamente impopular entre los ciudadanos a través de un mensaje a la nación, el primero dirigido a los ciudadanos desde que anunció la ofensiva, el 24 de febrero. En su comparecencia ha precisado que la movilización será de reservistas con experiencia militar ―algo que no aparece en el texto del decreto, de carácter más general y que podría permitir un reclutamiento más amplio―. Casi al término de esa declaración, su ministro de Defensa, Serguéi Shoigú ha cifrado en 300.000 los que serán llamados en principio a filas. El presidente ruso, que acusa a Occidente de querer “destruir” Rusia, ha acompañado su anuncio de una advertencia: “Ante una amenaza a la integridad territorial de nuestro país, utilizaremos todos los medios a nuestro alcance [incluidos los nucleares] para proteger a Rusia y a nuestro pueblo; esto no es un farol”.
El mandatario ha acotado el colectivo que se verá afectado por esa medida: “Solo los ciudadanos que actualmente se encuentran en la reserva y, sobre todo, aquellos que sirvieron en las fuerzas armadas y poseen alguna especialidad militar, estarán sujetos al servicio militar obligatorio”. No obstante, esta concreción no figura en el decreto. “Según este texto, cualquier persona puede ser llamada a filas excepto los empleados del complejo militar-industrial”, ha advertido la politóloga Ekaterina Shulman. Además, según la norma sancionada por Putin, los combatientes que ya luchan en Ucrania y cuyos contratos iban a expirar próximamente los verán prolongados indefinidamente “hasta el final del periodo de movilización parcial”.
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La primera oleada de movilizaciones comprenderá soldados de hasta 35 años y y suboficiales de hasta 45, según ha especificado el presidente del Comité de Defensa de la Duma Estatal, Andréi Kartapolov, quien explicó en una declaración pública que, además de tropas, el Ministerio de Defensa demanda en estos momentos especialistas “como operadores de vehículos aéreos no tripulados y expertos en inteligencia”. Puede ser llamado como reservista cualquier ciudadano mayor de 27 años que en el pasado sirviera en las Fuerzas Armadas “o tenga alguna especialidad militar”, explica el abogado Pavel Chikov. Al tratarse de una medida parcial, no afectará a todos los rusos por igual. “El Ministerio de Defensa establecerá las cuotas de movilización para cada región de Rusia, y sus gobernadores serán responsables de su implementación”, añade el letrado y activista de derechos humanos.
Tras la comparecencia de Putin llegó el turno de la intervención del ministro Shoigú, en una entrevista con una cadena rusa grabada previamente. El ministro de Defensa ruso ofreció por primera vez desde marzo una cifra oficial de víctimas del lado ruso. “Nuestras pérdidas hasta la fecha son de 5.937 muertos”, aseguró. Un número que palidece ante “los más de 100.000 muertos” que atribuyó a las fuerzas armadas ucranias pese a la evolución de los combates sobre el mapa. Su estimación de cifra de bajas en el lado ruso es, asimismo, unas 10 veces inferior a la estimada por Occidente.
Putin y Shoigú, en Moscú el pasado agosto. AP
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Putin ha firmado el decreto y prometido que los reservistas recibirán “entrenamiento adicional” antes de ser enviados al frente. Solo podrán evitar su destino por motivos de edad, estado de salud o si han sido condenados a prisión. El objetivo del Kremlin es también evitar la renuncia de los otkazniki, los objetores que habían aprovechado hasta ahora el vacío legal para rechazar ir al frente porque no estaban obligados por contrato. La Duma Estatal aprobó el martes una serie de enmiendas que añadían los escenarios de la movilización y el estado de guerra al código penal. La reforma castigará con varios años de cárcel casos como que los reservistas no acudan a su llamada, o que los soldados se nieguen a combatir o se rindan.
“La liberación de todo el territorio de Donbás sigue siendo el objetivo inamovible de la operación”, afirmó Putin, quien volvió a referirse a ellas como “el territorio histórico de Novorossiya [nueva Rusia]”. Para justificar su orden, afirmó que su ofensiva tiene que abarcar más de 1.000 kilómetros de frente y que tras las tropas ucranias se encuentra el apoyo de Estados Unidos. “Las formaciones de las Fuerzas Armadas de Ucrania operan en realidad bajo el mando de los asesores de la OTAN”, aseguró.
Putin dio una clave en su discurso sobre un problema que no resolverá la movilización, según denuncian los propios veteranos prorrusos de Donbás, la región del este de Ucrania controlada en buena medida por fuerzas rusas. El mandatario recalcó que “la OTAN realiza reconocimientos en todo el sur de Rusia en tiempo real, utilizando sistemas modernos, aviones, barcos, satélites, drones estratégicos”. Para algunos analistas y militares rusos que defienden la guerra, ha sido esta información sensible recogida por los servicios de inteligencia la que ha favorecido a Ucrania y no la fuerza bruta.
Referéndum y chantaje nuclear
Moscú declaró un lejano 24 de febrero que el plan no era “ocupar territorio ucranio”. Casi siete meses después, defiende la anexión de las zonas que controla en las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. “Apoyaremos la decisión sobre su futuro”, ha manifestado este miércoles Putin sobre los referendos anunciados a toda prisa en aquellas zonas. Las administraciones militares impuestas por Moscú en los territorios ucranios ocupados llevarán a cabo estos supuestos plebiscitos del 23 al 27 de septiembre. Y lo harán en plena guerra, sin apenas margen, con parte de su población exiliada y otra movilizada forzosamente en el frente para luchar junto a las tropas rusas.
Cartel publicitario del ejército ruso en San Petersburgo, este miércoles. ANTON VAGANOV (REUTERS)
Para legitimar unos plebiscitos que no reconocen ni siquiera los socios de Moscú —algunos de peso como Kazajistán, India o China—, las autoridades rusas han difundido encuestas que aseguran que entre un 80% y un 94% de la población de estos territorios apoyan unirse a Rusia tras siete meses de combates. Estos sondeos contrastan con los resultados de Zelenski en las elecciones presidenciales de 2019, donde obtuvo en esas mismas regiones entre un tercio y la mitad de los votos en primera ronda, y después se impuso claramente a Petró Poroshenko en la segunda votación.
El presidente ruso aseguró que defenderá por cualquier medio la integridad de estos territorios, mensaje que subrayó bien durante su discurso: “Haré hincapié en esto nuevamente, con todos los medios a nuestra disposición”. Esto incluye la fuerza nuclear. “En Zaporiyia, en la región de Jersón, en Lugansk y en Donetsk, han visto y ven las atrocidades que los neonazis están cometiendo en las áreas ocupadas de la región de Jarkóv”, ha continuado Putin. Acusó además a altos funcionarios de las principales naciones de la OTAN de hacer declaraciones sobre “la posibilidad y admisibilidad de usar armas de destrucción masiva contra Rusia: armas nucleares”. “A quienes se permiten tales afirmaciones con respecto a Rusia”, ha afirmado el presidente ruso, “quiero recordarles que nuestro país también tiene varios medios de destrucción, y en algunos componentes más modernos que los de los países de la OTAN”.
El anuncio de la movilización ha sido contestado por el movimiento opositor Vesná con una convocatoria de protestas en el centro de todas las ciudades rusas este miércoles por la tarde. Con un juego de palabras en ruso, han sustituido en su cartel la palabra movilización por tumba. “Nuestros padres, hermanos y esposos, serán arrojados a la picadora de carne de la guerra. ¿Por qué morirán? ¿Por qué las madres y los niños derramarán lágrimas? ¿Para el palacio de Putin?”, denunció el grupo en las redes sociales.
Signo de “debilidad”
La huida hacia delante de Putin ha sido calificada de “signo de debilidad y fracaso” por EE UU, que asegura que nunca va a reconocer que territorio ucranio alguno pase a estar bajo administración de Moscú. Así lo ha expresado la embajadora de ese país en Ucrania, Bridget A. Brink, minutos después de la comparecencia del mandatario ruso. “Los referendos simulados y la movilización son signos de debilidad, de fracaso ruso. EE UU nunca reconocerá la reclamación de Rusia a supuestamente anexionar territorio ucranio, y continuaremos apoyando a Ucrania durante el tiempo que sea necesario”, ha comentado la diplomática en su perfil de la red social Twitter.
El Gobierno del presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ya había asegurado que la organización de consultas en cuatro regiones de su país por parte de los autoproclamados dirigentes prorrusos no iba a cambiar sus planes. En este sentido, Kiev se muestra decidida a seguir adelante con la contraofensiva militar desplegada en el este del país desde principios de mes. Los próximos objetivos, tras recuperar casi en su totalidad la región de Járkov, fronteriza con Rusia, es que sus tropas ganen terreno en Donbás, donde las regiones de Lugansk y Donetsk suponen un bastión fundamental de los planes de Rusia de anexionar ilegalmente parte de su país vecino.
“Rusia ha sido y sigue siendo el agresor que ocupa ilegalmente partes del territorio ucranio. Ucrania tiene todo el derecho a liberar sus territorios y seguirá liberándolos independientemente de lo que Rusia tenga que decir”, ha señalado el ministro de Exteriores ucranio, Dmitro Kuleba, en referencia a las consultas planteadas entre los días 23 y 27 de septiembre para tratar de dar marchamo de oficialidad a la integración de esas cuatro regiones bajo la bandera rusa.
La escalada bélica también ha tenido eco en Bielorrusia, donde el presidente, Alexandr Lukashenko, aliado de Putin, ordenó el martes a su Consejo de Seguridad que las tropas sean puestas en alerta “de acuerdo con los estándares de los tiempos de guerra”. El mandatario advirtió de que no permitirá que las fuerzas rusas “sean apuñaladas por la espalda” e instó a revisar también el estado de la nueva milicia nacional que ha formado al margen del ejército.
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