Los acuerdos entre el partido del Presidente y el Partido Verde Ecologista de México trascienden lo legislativo y abarcan también los comicios estatales de 2019.
Por Ernesto Núñez Albarrán/ @chamanesco
Una nueva alianza se consolida en el escenario político mexicano: la del Partido Verde con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Los partidos liderados formalmente por Carlos Puente y Yeidckol Polevnsky votan juntos en el Congreso de la Unión, y este año irán de la mano por las gubernaturas de Baja California y Puebla.
No extraña el pragmatismo sin principios de los verdes, que ahora ven en Andrés Manuel López Obrador lo que antes vieron en Vicente Fox, Roberto Madrazo y Enrique Peña: una oportunidad de sobrevivir y mantener abierta la llave del financiamiento público.
Sí extraña, en cambio, que la “regeneración de la vida pública de México” prometida por López Obrador tenga como compañero de viaje a un partido famoso por sus antecedentes de corrupción y evasión permanente de la ley electoral, creador de la telebancada y de las diputadas “Juanitas”, y promotor de la pena de muerte.
Lejos quedó el 2015, cuando Morena exigió al INE cancelar el registro del Partido Verde por sus violaciones graves y sistemáticas a la Ley Electoral. Nadie en Morena debe querer recordar hoy las palabras de su representante ante el INE, Horacio Duarte, quien acusó a la autoridad electoral de tibieza por no haber eliminado al PVEM del sistema de partidos.
El affair Verde-Morena comenzó desde septiembre de 2018, al arranque de la 64 Legislatura, cuando el PVEM “donó” cinco legisladores al partido de López Obrador, para llegar a 254 diputados y afianzar así el control de los dos órganos directivos de la Cámara Baja: la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política, que Morena presidirá los tres años de la Legislatura.
“Nos salió baratísimo”, dijo Arturo Escobar, coordinador del PVEM, cuando explicó que aquel acuerdo serviría para que Morena y el gobierno federal impulsen temas de la agenda del Verde; en específico, un programa de atención al cáncer infantil y la construcción de cinco hospitales regionales de especialidad en esa enfermedad.
Fiel a su estilo, el PVEM colocó una causa noble como parapeto de sus oscuros acuerdos: el mismo día que los diputados verdes Ana Patricia Peralta, Érika Rosas, Francisco Elizondo, Humberto Pedrero y Nayeli Arlén se sumaban a la bancada mayoritaria en San Lázaro, Morena aprobaba en el Senado la licencia del chiapaneco Manuel Velasco para regresar a su estado a terminar su periodo como gobernador.
¡Baratísimo!
Pero no sólo para el Verde, sino también para el lopezobradorismo.
A la larga, el acuerdo con los verdes en San Lázaro ha permitido al líder parlamentario de Morena, Mario Delgado, aplicar la plancha legislativa en polémicas votaciones, como la de la Guardia Nacional en febrero y, recientemente, en la reforma constitucional en materia de consulta popular y revocación de mandato.
Gracias a los cinco tránsfugas verdes y a los 11 diputados que se quedaron en la bancada del PVEM pero votan todo con Morena, la mayoría afín al Presidente sumó 329 votos a favor del polémico dictamen que permitirá a López Obrador someterse a revocación de mandato el mismo día de las elecciones federales de 2021.
Sin los 16 votos verdes, Morena, PT, PES y los 7 ex perredistas que también se aliaron al partido mayoritario, hubieran sumado 310 votos en la votación del pasado jueves. Ni con los tres priistas que se sumaron de último momento, habrían alcanzado las dos terceras partes necesarias para aprobar la reforma constitucional.
Así que aquel acuerdo de septiembre también le salió “baratísimo” al partido del Presidente, quien debe estar pensando que una mayoría calificada bien vale el quemón de cargar con un aliado al que algunos han definido como el “partido canalla”.
También será “baratísimo” para ambos partidos ir juntos en las elecciones a partir de ahora.
Dos días antes de la aprobación de la revocación de mandato en San Lázaro, el Consejo General del INE aprobó el convenio de coalición Juntos Haremos Historia en Puebla, que suma a Morena, el PT y el PVEM.
La coalición es réplica de la ya aprobada en Baja California, donde el candidato morenista Jaime Bonilla también podrá ponerse los chalecos verdes. Y acuerdos similares están perfilándose en los estados donde se celebrarán elecciones de ayuntamientos y diputados locales el próximo 2 de junio: Aguascalientes, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas.
Al “Niño verde” y a López Obrador probablemente les salga “baratísima” su antes impensable alianza. A la ciudadanía no, pues implicará seguir dotando de recursos públicos a un partido que ni es verde, ni es ecologista.