El huevo es uno de los alimentos más consumidos en todo el mundo gracias a su versatilidad en la cocina y su amplio abanico de beneficios para la salud: cuida la salud cardiovascular, favorece el desarrollo del cerebro… Ahora bien, hay ocasiones en las que el huevo puede presentar diferentes anomalías, como por ejemplo manchas rojas en la yema.
Pues bien, según explican los expertos, son «puntos de sangre» que se deben a una ruptura de vasos sanguíneos en el aparato reproductor de la gallina durante la ovulación. Otra de las causas más frecuentes de la presencia de manchas rojas en la yema del huevo es la descamación de los tejidos internos en el aparato reproductor de la gallina.
La presencia de estas manchas nada tiene que ver con factores genéticos o el estado de salud de las gallinas, sino que se trata de una incidencia fisiológica natural. Ahora bien, es cierto que estas manchas son más comunes en gallinas de edad avanzada y/o que sufren un gran estrés. Son mucho más frecuentes en gallinas marrones, que ponen huevos de color.
Como resulta lógico, encontrarnos con esta anomalía cuando vamos a cocinar un huevo es algo que nos inquieta. Sin embargo, las pequeñas manchas de sangre no son peligrosas para la salud, ni tampoco indican que el huevo esté fertilizado. Por lo tanto, podemos consumirlo sin ningún tipo de problema. Podemos retirar las manchas con una espátula de cocina, aunque si el huevo contiene mucha sangre, mejor tirarlo.
Las anomalías más comunes en los huevos
Aunque es algo excepcional, hay algunos huevos que tienen dos yemas. Esto se debe a que, durante el proceso de ovulación, la gallina genera dos óvulos en lugar uno. Ocurre más en gallinas jóvenes.
Si la cáscara presenta ondulaciones, puede deberse a que el aparato reproductor de la gallina todavía no está completamente formato a un alto nivel de estrés en el animal.
Además de las manchas de color rojo en la yema, también pueden aparecer manchas blancas en la clara. Esto indica que el huevo está fresco, así que es normal.
¿Cómo saber si el huevo está bueno?
La forma más sencilla de saber si el huevo está bueno es sumergiéndolo en un vaso de agua. Si flota en la superficie, está en mal estado y no se puede consumir. Si se hunde a toda velocidad, está fresco. Y, si se hunde lentamente, hay que consumirlo pronto porque está a punto de caducar.
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