El verano suele ser la temporada en la que todo el mundo parece sentirse más relajado y con ganas de disfrutar del tiempo libre, del sol y de las vacaciones. Todo lo contrario a lo que se suele sentir cuando llega el otoño, que para muchas personas incluso genera tristeza. Os hablamos ahora de la astenia otoñal, qué es y de qué modo se puede superar en caso de tenerla.
Qué es la astenia otoñal
Tener una sensación de fatiga y debilidad en otoño es algo que puede ser relativamente normal tras retomar el trabajo o las clases y estudios, tras las vacaciones de verano, pero si esos síntomas se agudizan y se convierten en algo permanente, puede que estemos ante un caso de astenia otoñal.
Cierto es que al inicio de las estaciones de entretiempo, primavera y otoño, nuestro cuerpo puede sentir más la llegada de estas debido a los cambios de hora, de temperatura y por la presión atmosférica, pero si a eso le sumamos la vuelta a la rutina y el que haya menos horas de luz, es posible que se produzca un desequilibrio interno que provoca que hormonas como la melatonina aumentan su producción, afectando a nuestro humor, nuestro descanso, a que no tengamos tanta energía e incluso puede llegar a afectar al hambre y a nuestra temperatura corporal.
Síntomas de la astenia otoñal
Aunque la astenia otoñal es simplemente un proceso de adaptación que tarde o temprano acaba pasando, es posible que tengamos síntomas bastante marcados que pueden durar de días a semanas. Los más comunes son:
- Cansancio físico y psíquico.
- Somnolencia.
- Triste e irritabilidad
- Mal humor
- Ausencia de apetito
- Dificultad de concentración.
- Disminución de la líbido.
Si comienzas a notar estos síntomas o los tienes una vez llegue el otoño, es posible que estés sufriendo de astenia otoñal, algo que aunque (repetimos) es temporal puedes superar con las pautas que os vamos a enumerar a continuación.
Cómo superar la astenia otoñal
Si queremos poder superar los síntomas señalados y no tener esa sensación de fatiga constante podemos aplicar pautas bien sencillas, como el hecho de ir adaptándonos poco a poco a los nuevos horarios de forma progresiva, de modo que antes de que comience de verdad el otoño, podemos variar nuestras rutinas de comidas y de sueño para que nos adaptemos mejor una vez comencemos a ver que los días son más cortos.
Por otro lado, podemos también cambiar la dieta para que sea mucho más ligera, principalmente por la noche, y no nos pese tanto a la hora de irnos a dormir y también beber mucha agua.
En cuanto al humor, debemos aprovechar todas las horas de luz y tomar el sol aunque sea un mínimo de diez minutos, de modo que pueda aumentar la serotonina, de la que ya sabemos que es la «hormona de la felicidad».
El ejercicio moderado también está recomendado. Mantendrá nuestra mente ocupada, nos cambiará el humor y además nos ayudará a descansar mejor ya que ejercitarse (al menos una hora al día) estimula las endorfinas, hormonas que también nos hacen sentir mejor.
El cansancio solo se puede aliviar descansando y durmiendo una media de al menos ocho horas, de modo que si establecemos nuevos horarios, una rutina de ejercicios y una buena alimentación, podremos comenzar el otoño sin notar tanto la llegada de la nueva estación o en el caso de astenia otoñal, superar esta con mayor facilidad.
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