El epitelio olfativo u olfatorio es un quimiorreceptor del sentido del olfato que permite detectar las sustancias que inhalamos.
Los químicos del aire interaccionan con los axones de las neuronas, que son los que forman el nervio olfatorio. De esta forma las conecta con el bulbo olfatorio que forma parte del encéfalo, en lugar de hacer sinapsis con un ganglio nervioso, como sucede con los nervios del sistema nervioso periférico.
Por ello, este epitelio es el único tejido nervioso que tiene un contacto directo con el exterior.
Estructura del epitelio olfativo
El epitelio olfativo es un tejido que se encuentra en la parte superior de la cavidad nasal, justamente debajo de la lámina cribosa, una porción del hueso etmoides que se sitúa en la región anterior de la base del cráneo.
Esta lámina se encentra perforada por muchísimos orificios a través de los cuales pasan los nervios olfatorios al interior del cráneo, dirigiéndose al bulbo olfatorio del cerebro.
En el epitelio olfatorio se encuentran las glándulas olfatorias y cuatro tipos de células diferentes: neuronas olfatorias, células basales, células de soporte y células cepillo. También hay células y glándulas del epitelio olfativo
las neuronas olfatorias son neuronas bipolares que cuentan en sus terminaciones dendríticas con un polo apical que forma cilios no-motiles, que se extienden dentro de la cavidad nasal y en los que actúan los quimiorreceptores olfativos que interactúan con las sustancias químicas del aire.
Las células basales se encuentran cercanas o en contacto con la lámina basal del epitelio olfatorio. Pueden dividirse y diferenciarse en nuevas células de soporte o células olfatorias, renovando el epitelio cada 6 u 8 semanas.
Las células de soporte son células no nerviosas que tienen la función de dar soporte metabólico y estructural a las neuronas del olfato. Se encuentran en el polo apical del epitelio olfatorio y pueden ser sustentaculares o células con microvellosidades.
Las glándulas olfatorias (glándulas de Bowman) se localizan en la lámina de la mucosa nasal y producen la secreción serosa que se disemina por medio de conductos que atraviesan el epitelio olfatorio hasta su superficie.
El bulbo olfatorio no forma parte del epitelio olfatorio, sino es parte del encéfalo (prosencéfalo). Es quien recibe y procesa los estímulos de las neuronas olfatorias y los convierte en información que dirige hacia estructuras superiores del cerebro.
El epitelio olfatorio tiene una gran capacidad para regenerarse, pero en casos graves, las lesiones pueden producir pérdida del olfato (anosmia). Esta puede darse por inhalar sustancias tóxicas que deterioran el epitelio olfativo o por enfermedades sistémicas o daños en las estructuras cerebrales.
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