El metano es un gas altamente inflamable, incoloro e inodoro cuya fórmula química es CH4. No es uno de los gases más importantes en la atmósfera terrestre, pero sí es uno de los compuestos orgánicos que más abundan en nuestro planeta. Además, es el principal componente del gas natural, y desde hace años se utiliza a modo de combustible para generar tanto electricidad como calefacción en diferentes partes del mundo
Fue descubierto en la segunda mitad del siglo XX de la mano del físico italiano Alessandro Volta, un prestigioso profesor de química. Fue pionero a nivel global en las investigaciones de la electricidad, y fue uno de los primeros que creó una corriente eléctrica continua. A él se le atribuye la creación de las primeras pilas.
¿Cómo se produce el metano?
Hay algo muy curioso sobre el metano, y es que se puede producir de forma tanto natural como sintética. A su vez, hay dos maneras principales en las que se genera naturalmente.
Por un lado, mediante un conjunto de reacciones químicas debido a la descomposición de materia orgánica en zonas con bajos niveles de oxígeno. Y, por otro lado, en depósitos subterráneos de combustibles fósiles que durante millones de años han sido sometidos a altas temperaturas y presión. Cuando estos combustibles, como el gas natural y el petróleo se extraen, también se libera el metano.
Es interesante destacar que en torno a un 27% de las emisiones de metano generadas en el planeta Tierra proceden de las vacas. Se trata de un proceso que recibe el nombre de fermentación entérica y que se produce cuando estos animales digieren el alimento.
El problema de los gases de efecto invernadero
En los últimos años el metano ha cobrado una gran importancia debido al efecto invernadero que produce. Este gas produce un fenómeno conocido como dilatación térmica en el que los océanos absorben hasta el 90% del calor que se general al calentar la atmósfera. Los resultados son catastróficos: deshielo del Ártico, subida del nivel del mar, destrucción de ecosistemas, incendios forestales…
El metano tarda hasta 15 años en descomponerse cuando se exponer al vapor del agua y el oxígeno. Según datos ofrecidos por National Geographic, cuando circula por la atmósfera es hasta 28 veces más potente que el CO2 a la hora de calentar el planeta Tierra.
Por último, recordar que, del mismo modo que el CO2, el metano no es malo en sí mismo. Sin embargo, la actividad humana ha hecho que esté cada vez más presente en la atmósfera.
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