El lingüista alemán Heinrich Gottfried Ollendorff fue el creador en el siglo XIX de un revolucionario método de aprendizaje de idiomas. Conocido como método Ollendorff consistía en enseñar una lengua de una forma peculiar. Mientras la estructura sintáctica de la oración fuera correcta no importaba el significado. De tal forma que las conversaciones podían no tener sentido, aunque fueran correctas. La pregunta podía no tener nada que ver con la respuesta. La comunicación con este método era complicada y aunque, a la larga el estudiante podía aprender la lengua de forma más natural, a corto plazo no podía comunicarse con soltura.
El polémico método Ollendorff aplicado a la política
Bahlsen uno de los grandes maestros de la enseñanza de lenguas decía de este método que: “La calidad de las frases, de los modelos de conversación y de las preguntas de Ollendorff, podía ser descrita por muchos como una divertida colección de imbecilidad inconsciente». Esta imbecilidad consciente se traducía en estas preguntas y respuestas sin sentido que bloqueaban por completo una conversación fluida. En España este método fue introducido en la enseñanza y ha evolucionado hasta la clase política. Se aplica con los siguientes puntos:
- Se responde a la pregunta, pero no lo que quiere saber el entrevistador, sino que se desvía la atención con una contestación que puede no tener que ver con la pregunta inicial.
- Se habla de un tema sin necesidad de que forme parte del diálogo. La llamada comprensión por emisión puede aplicarse en este punto.
- La finalidad es desviar la atención. Al no querer responder la pregunta o tratar un tema, simplemente como hacia Ollendorff se contesta lo que uno quiere.
- El debate y el diálogo se reducen al máximo. No se puede debatir sobre un tema, se van sacando temas o respuestas inconexas entre sí.
- Ni se escucha, ni se entiende. El debate se bloquea por completo, lo que la otra persona pregunta no importa, solo hay que difundir una sola idea.
- La publicidad o la difusión de una sola idea es la que rige la conversación. No existe debate alguno, ni diálogo, solo hay una publicidad o intento de difusión.
El peligro del método Ollendorff aplicado en la política es un atentado total y absoluto contra la democracia. Este concepto político necesita nutrirse de un debate o un diálogo consciente que permita incluir todos los puntos de vista hacia un bien común. Sin esa posibilidad de ser escuchadas todas las voces, se llega a un único punto, solo una idea es la que cuenta. Anulando por completo el espíritu democrático de todo un pueblo.
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