El tejido conjuntivo, también conocido como tejido conectivo, es muy importante en nuestro organismo. A continuación, vamos a ver en qué consiste y qué tipos tenemos en el cuero humano.
El tejido conjuntivo responde a los tipos de tejidos de enorme diversidad que comparten la función de rellenar, existiendo en espacios vacíos entre órganos y otras clases de tejidos.
Pero no es esta la única labor del tejido conectivo. También tiene la función de sostén, por lo que mantiene al organismo erguido y unido actuando como soporte material del cuerpo humano.
En total, son un grupo amplio de tejidos orgánicos que tienen relación entre sí, pues su origen se encuentra en el mesénquima embrionario que deriva del mesodermo.
Si hablamos desde un punto de vista morfológico, estos tejidos conjuntivos se caracterizan por la presencia de diversas clases de células que se separan por la cantidad de material intercelular que es sintetizado por estas.
También hay que recordar que el tejido conectivo o conjuntivo posee una gran riqueza de material intercelular. Y es que, además de actuar como relleno y sostén, también transporta, almacena, defiende y repara. Para ello, forma parte del sistema inmunitario contra proteínas extrañas como son los virus, las bacterias, los tumores o las células raras.
Tejido conjuntivo: tipos
Dentro de los diversos tejidos conjuntivos, encontramos muy diversa tipología. Por ejemplo, el tejido adiposo, que predomina en las células adipocitas especializadas en el almacenamiento de lípidos.
También se encuentra en este grupo el tejido cartilaginoso, que carece de vasos sanguíneos, pero es muy elástico y se forma principalmente en las células llamadas condrocitos.
Encontramos igualmente el tejido óseo, que constituye una variedad rígida de estos tejidos, y que muestra una gran resistencia de la compresión y la tracción. Está formado por tres células distintas, que son los osteoclastos, osteocitos y osteoblastos.
El tejido hematopoyético es aquel que produce células sanguíneas. Se ubica en el bazo, en el timo, en la médula ósea roja y en los ganglios linfáticos.
El tejido sanguíneo es aquel que constituye una sustancia intercelular líquida, y que se sitúa en el interior de los vasos sanguíneos, por lo que es necesario para tener un equilibrio interno adecuado de cualquier organismo.
Es decir, que el tejido conjuntivo es la matriz de todo tejido que tiene consistencia gelatinosa e incluye células como fibroblastos, linfocitos, mastocitos o macrófagos. Además, por sus tipos y densidad de fibras, podemos diferenciar entre laxo, elástico, fibroso o reticular.
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