Hay diversidad de costumbres extrañas y curiosas pero que existen y conviene saber cuáles son. Es el caso de la agalmatofilia que consiste en sentir deseo sexual hacia una estatua o bien maniquí. Las razones del por qué sucede esto son varias, así como las personas que tienen este impulso.
Sus orígenes son diversos. Pues, aunque puede darse de la mitología, quien lo descubrió y aplicó fue el psiquiatra Richard Von Krafft-Ebbin en el año 1877. Y todo parte también de la leyenda de Pigmalión, un escultor de Chipre, que consideró que las mujeres eran imperfectas y entonces creó una imagen o estatua que fuera realmente ideal.
En general y según se recoge en investigaciones recientes, este tipo de parafilia es bastante común en países del norte de Europa, pues al parecer, algunas personas suelen tener deseo sexual por estatuas que suelen estar en diversos lugares públicos. Otras personas lo tienen como una especie de fetichismo que marca sus prácticas sexuales. Si esto se realiza de forma esporádica, no hablamos de una cosa grave y no hace falta tratarse, pero si es continuado, y deja de lado conocer a otras personas en la vida del afectado, entonces sí.
Causas
Las causas de estas parafilias son diversas y también desconocidas porque todo depende de cada persona. Las circunstancias son distintas para cada uno, de manera que el origen puede deberse a algún trauma que haya pasado la persona de pequeño que le hacen reaccionar de esta manera, pero no tiene porque estar relacionado con ello.
Otras personas ya suelen tener problemas psicológicos anteriores y desarrollan otros relacionados con la sexualidad por estar falto de este deseo o de tenerlo y no poderlo cumplir.
¿Tiene tratamiento?
Las parafilias, como la agalmatofilia, pueden tratarse, si bien la persona debe saber que tiene un problema y querer curarse.
Así el afectado debe ir con el psicólogo o psiquiatra para establecer un tratamiento que es personalizado. Otra persona que puede actuar en este tipo de trastornos son los especializados en conductas sexuales, porque une mente y sexo.
Para esto es preciso saber cuál es la vida sexual del afectado, sus comportamientos y dar el diagnóstico adecuado. Lo importante es conocer la causa para atacarla y dar con una explicación y ponerle remedio, porque es en lo que centrarse el profesional.
El profesional suele establecer una terapia cognitivo-conductual que es afrontar el problema directamente enfrentándose a la causa para que esto se trate y se vaya.
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