Es muy probable que gran parte de la población jamás haya oído hablar del término ciclogénesis explosiva. Sin embargo, sus efectos y presencia física son de sobra conocidos por todos. Su origen reside en otro concepto muy similar, el de ciclogénesis, vinculado al desarrollo y fortalecimiento de la circulación ciclónica en la atmósfera. O lo que es lo mismo, la creación de un ciclón o borrasca. Estos hacen referencia a las áreas del planeta donde la presión atmosférica es muy baja y el viento gira en el sentido contrario a las agujas del reloj, más concretamente en el Hemisferio Norte. La diferencia entre este fenómeno y la ciclogénesis explosiva reside en las circunstancias temporales en las que la presión cae de manera definitiva.
¿En qué consiste la ciclogénesis explosiva?
Manteniendo algunos puntos en común con la ciclogénesis elemental, esta adquiere el carácter de explosiva cuando la formación de la borrasca se produce en un espacio de tiempo bastante reducido. Provocando una tormenta violenta y desfavorable en cuestión de minutos. Ante la naturaleza de este fenómeno, muchos expertos profundizan en el concepto mediante el término bomba meteorológica, más acorde con las terribles consecuencias que este tipo de ciclón deja siempre a su paso.
La ciclogénesis explosiva experimenta un fuerte choque entre temperaturas opuestas. Esto estimula la aparición de vientos fuertes y huracanados, que normalmente superan los 100 kilómetros por hora. De hecho, son muchos los casos en los que viene acompañada de tornados o mangas marinas, dependiendo del lugar donde se establezca la tormenta. Y no solo eso, la ciclogénesis explosiva también llega escoltada por lluvias muy intensas, que en cotas altas pueden transformarse en densos copos de nieve.
La última ciclogénesis que arrasó nuestro país
A pesar de que su presencia suele ser bastante esporádica e inusual, su devastador resultado siempre deja huella allá por donde pasa. En 2010, más 50 personas perdieron la vida en Francia a causa de una ciclogénesis explosiva de primer nivel. Mientras que nuestro país sufrió las consecuencias de este fenómeno meteorológico hace tan solo 4 años, bajo el nombre de Gong. Este provocó en Galicia un gran número de incidencias: inundaciones, desbordamientos de ríos, caídas de árboles, desprendimientos de tierra… Todo ello acompañado de ráfagas de viento de hasta 143 kilómetros por hora.
Source link