El Banco de España considera esencial corregir los defectos de un mercado laboral que lleva décadas presentando altas cotas de paro y temporalidad. Para acabar con el abuso de los contratos temporales, explica que hay que terminar con la dualidad del mercado de trabajo entre unos trabajadores muy protegidos y otros que no. Y como remedio lanza una propuesta de mochila austríaca cuya transición se financiaría con 8.600 millones de fondos europeos para respetar así todos los derechos adquiridos de indemnización por despido que acumulan los trabajadores.
¿Qué es la mochila austríaca?
Es una cuenta a nombre de cada trabajador en la que la empresa abona periódicamente una parte del despido por anticipado, de forma que se va acumulando una mochila o hucha con fondos que pertenecen al empleado y que este puede llevarse a otro trabajo y disponer de ella en el supuesto de ser despedido, para formación o bien para guardarla hasta la jubilación.
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¿Qué propone el Banco de España?
El supervisor pone sobre la mesa la creación de un fondo propiedad del empleado en el que la empresa adelanta una parte del despido, seis días por año en la propuesta del banco. Y el dinero que acumule ahí el asalariado puede llevárselo a otro trabajo, usarlo si se va al paro o ahorrarlo para la jubilación. Al estar pagando la empresa a los que se despide con los derechos adquiridos hasta la fecha y a los que no, este mecanismo supone un encarecimiento muy importante de los 7.000 millones que gastan al año en total las compañías en indemnizaciones. Así que el banco propone dos cosas: una, que el Estado financie con 8.600 millones el periodo de transición aprovechando los fondos europeos. Y dos, reducir los costes del despido a la mitad a partir de la entrada en vigor: a 6 días el temporal, 10 días el económico y 16,5 el improcedente. De esta forma, el coste total es el mismo, pero se distribuye de otra forma: salen ganando los temporales, porque los ajustes que acometan las empresas no se harán en función del coste de despido. Y se facilita la movilidad de los trabajadores, mejorando al final sus sueldos. A los más antiguos se les respetan los derechos adquiridos hasta ese momento. Pero a partir de ahí esa indemnización sumará por cada año adicional la mitad más la mochila. Perderían algo en caso de despido, pero a cambio tendrían un fondo que mantendrían si no les echan. Cabe recordar que un porcentaje alto de trabajadores no son despedidos.
¿Por qué es austríaca?
La mochila opera en Austria desde enero de 2003, y consiste en una contribución mensual del empleador por valor del 1,53% del salario bruto del trabajador. Allí básicamente no existe ahora indemnización por despido, pues ha sido sustituida por este sistema. En España, con un despido de 20 días, costaría mucho reemplazarlo por esta fórmula, señalan los expertos. Así que cualquier modelo que se implantase sería mixto: una parte del despido se financiaría de forma directa por esta vía en una cuenta del trabajador; la otra se desembolsaría como un número de días igual que ahora. El Banco de España sugiere además que haya un sistema de incentivos y desincentivos en las cotizaciones para penalizar a las empresas que despidan mucho y beneficiar aquellas que no lo hagan.
¿Quién lo respalda?
El sistema austriaco ha sido alabado de forma generalizada por muchos economistas. Incluso ha llegado a estar entre las propuestas manejadas por los gobiernos de Zapatero y Rajoy, Ciudadanos y el PP de Casado. El actual Gobierno del PSOE lo tuvo como una de sus propuestas estrella de la llamada Agenda del Cambio, redactada por el departamento de la titular de Economía, Nadia Calviño. Pero esa idea se desechó en cuanto entró Podemos en el Gobierno. “En el acuerdo de pensiones de 2011 entre sindicatos y patronal, se mandataba al Gobierno que constituyese un fondo de capitalización para los trabajadores con características semejantes a la propuesta de la Agenda del Cambio o del Banco de España. Es decir, hubo un acuerdo social, ha habido respaldo parlamentario, faltaban los fondos que ahora podrían dedicarse a acompañar la implantación”, sostiene Juan Pablo Riesgo, socio responsable de EY Insights y exsecretario de Estado de Empleo con el PP. Ahora sin embargo los sindicatos no están a favor de esta iniciativa del Banco de España. El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, señala que esta propuesta, tal y como la ha formulado el banco, supone fundamentalmente una reducción del coste del despido y no tiene nada que ver con la mochila que se ha planteado en otras ocasiones.
¿Para qué lo plantea el Banco de España?
Dependiendo del diseño, la mochila podría suponer un remedio para un mal que aqueja a la economía española: la excesiva temporalidad. Al haberse contabilizado ya una parte del despido y solo tener que abonar una porción de la indemnización, entonces la empresa podría decidir quedarse con el temporal o el recién contratado, en lugar de con el indefinido antiguo. Ayudaría a romper con la dualidad y el empresario podría mantener al trabajador más productivo, y no simplemente al que le sale más caro despedir. “Es un sistema que redistribuye y equilibra la protección por despido entre los fijos y los temporales, aumentando la protección de estos últimos, que suelen ser jóvenes y trabajadores con rentas bajas. Además, favorece una mayor movilidad voluntaria y, por tanto, la eficiencia y productividad de la economía”, explica Óscar Arce, director del servicio de estudios del Banco de España. La institución defiende que no hay una reducción del dinero que gastan las empresas sino una redistribución que favorece a los más vulnerables. En una comparecencia en el Congreso, el gobernador Pablo Hernández de Cos pidió a los parlamentarios que se arriesgasen a tomar medidas: “Lo que no puede ser es que pasen tres décadas con problemas en el mercado laboral y no hagamos nada”, sentenció.
¿Qué otras ventajas tiene?
“Entre sus ventajas fomenta la movilidad laboral”, afirma José Ignacio Conde-Ruiz, profesor de la Complutense y uno de los expertos del comité de sabios de la vicepresidenta económica Calviño. En España, según los expertos, los asalariados tienden a permanecer en la empresa para no perder la indemnización acumulada. Sin embargo, eso se considera un freno a la productividad, ya que dificulta que las compañías fichen el talento existente en el mercado. De aplicarse el esquema austriaco, provocaría una mayor competencia por los empleados y, al final, una mejora de los salarios y las condiciones. Y sería muy positivo para la productividad de la economía, pues el trabajador se movería más, recogiendo todas esas experiencias y mejorando su rendimiento.
Además, “al haber provisionado el despido, las empresas tendrían un mayor colchón para afrontar una crisis”, apunta Conde-Ruiz. En Austria, si una empresa va mal los trabajadores empiezan a irse y facilitan el ajuste, descargando a la compañía del coste de esos despidos. En todo caso, cualquier sociedad en dificultades tendría ya desembolsado parte del recorte. Dicho esto, muchos analistas ven una ventaja en tener una mochila mixta en la que no se ha provisionado todo el despido como en principio sucedería en España: el empleador aún tendría que sufragar la cantidad restante si decidiese ajustar plantilla, lo que siempre impediría que se eche con la misma facilidad que cuando ya está todo pagado. La mochila también podría articularse como una nueva fuente de ahorro y convertirse en un pilar más para el sistema de jubilación, recuerdan los expertos.
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