La tabla de Ouija, que podemos encontrar en plástico o mucho más tradicional, en madera, es un elemento imprescindible para todas aquellas personas que desean poder contactar con el más allá. Pero ¿sabemos cómo usarla exactamente? ¿ o quién fue su creador? Atento porque te lo contamos todo sobre la Ouija: qué es, quién la inventó y datos curiosos.
Ouija: qué es, quién la inventó y datos curiosos
La tabla Ouija está formada por todas las letras del alfabeto latino, números del 1 al 9 más el 0, así como las palabras «sí», «no» y «adiós». El tablero generalmente va acompañado de otra pequeña pieza de madera que se suele mencionar como «gota», que permitirá la comunicación con los espíritus. Un vaso invertido o un objeto puntiagudo también pueden reemplazar la gota.
A partir de lo explicado, todos hemos visto una ouija en reuniones de amigos, o sabemos qué es debido a las películas, pero ¿cuál es su origen? Se tiene la creencia de que es algo muy antiguo, pero lo cierto es que no es así del todo…
La tabla Ouija y el espiritismo
Fue con el auge del espiritismo y de la práctica de este en el siglo XIX, cuando van surgiendo muchos objetos de comunicación con el más allá, sin la necesidad de tener que pasar por un médium. Según los informes, se encontraron bandejas grabadas con letras y números en casas en las que se practicaba espiritismo en los Estados Unidos a mediados de la década de 1880.
El antepasado de la tabla Ouija, sin duda, apareció por la misma época, aunque no sabemos quién la inventó realmente, pero fue el 10 de febrero de 1891 cuando dos empresarios estadounidenses presentaron la patente de creación. Elijah Bond y Charles Kennard se convirtieron así en los dos creadores oficiales del tablero Ouija.
Sin embargo, el nombre de «Ouija» corresponde al empresario Charles Kennard, quien habría afirmado que significaba «buena fortuna» en el antiguo egipcio, lo que hoy se ha negado, pero sin saber exactamente cómo la palabra le fue inspirada al ver el tablero. Un año después de la presentación de la patente para hacer este tipo de tableros, la empresa quebró. Pero dos ex empleados vieron el potencial del objeto, se hicieron cargo del negocio y comenzaron a lanzar una producción a gran escala de la tabla Ouija recuperando los derechos de explotación.
La tabla Ouija y los médium
Fueron los hermanos William e Isaac Fuld quienes industrializaron el tablero Ouija, haciéndolo pasar al terreno de los juegos de mesa, y con ello, que acabara con cierto descrédito a los ojos del público. No fue hasta 1912 que un médium la utilizó durante una de sus sesiones, lo que poco a poco lanzó la práctica hasta que estalló en la década de 1920. William Fuld aprovechó la oportunidad para hacer creer a la gente que él era el único inventor, sin dudar en tomar medidas acciones legales contra cualquier empresa que intentara producir un artículo similar. Murió en 1927, y sus descendientes continuaron produciendo tableros hasta la compra, en 1966, de la compañía por parte del editor de juegos Parker Brothers.
En la actualidad, la patente del tablero de Ouija pertenece oficialmente a la compañía de juegos Hasbro. Como anécdota podemos mencionar que Elijah Bond tiene, desde 2007, una tumba cuya piedra está grabada con una Ouija, gracias a un coleccionista que pasó quince años buscando la tumba del creador. A pesar de toda su historia, el tablero es hoy una de las principales herramientas utilizadas en los intentos de comunicarse con el más allá. Los seguidores del espiritismo lo ven como una forma de hablar con los espíritus de las personas fallecidas.
El «peligro» de la Ouija según la iglesia
Para la mayoría de los representantes religiosos, especialmente los cristianos, se desaconseja enérgicamente el uso de la tabla Ouija, ya que, según ellos, podría atraer demonios en lugar de los espíritus buscados. En la década de 1910, el Papa Pío X incluso advirtió a sus seguidores del peligro inminente que representaba tal objeto.
La opinión de la ciencia
Para los científicos y los más escépticos, la tabla Ouija no permite comunicarse con los espíritus. Pero explican el éxito de determinadas sesiones por el efecto ideomotor, es decir micromovimientos inconscientes que permiten mover el cursor sin que nos demos cuenta conscientemente. Para probar esta teoría, se han realizado algunos experimentos. Y resulta que si se venda los ojos a los participantes, las palabras obtenidas ya no tienen ningún significado, o incluso no escriben.
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