Ícono del sitio La Neta Neta

Qué es un estereotipo y ejemplos

Aunque generalmente solemos pensar que no los tenemos, lo cierto es que todo el mundo en algún momento de su vida ha aplicado o también ha sufrido algún tipo de estereotipo. Algo que no es para nada aconsejable partiendo de la base que todos somos distintos y no merecemos que nos «prejuzguen» en base a si por ejemplo somos hombres o mujeres. Descubre con más detalle a continuación, qué es un estereotipo y ejemplos.

Qué es un estereotipo

¿Qué son y cómo nos afectan los estereotipos? Todos hemos oído hablar de ellos una y otra vez, pero no siempre tenemos realmente claro su significado. Así pues, vamos a aclarar de qué estamos hablando exactamente.

Según la RAE, un estereotipo es significado de una imagen aceptada y estructurada que tienen la mayoría de personas como representación de un colectivo determinado. Dicha imagen definiría como concepción estática de las características de los miembros de la comunidad.

Antaño, este término se refería a la impresión que se obtenía con un molde que se fabricaba con plomo. Pero, con el paso de los años, la aplicación de la palabra se volvió más metafórica para asociarse a pensamientos y representaciones humanas, asociadas a conjuntos de creencias fijas hacia un grupo concreto, y totalmente aceptado a nivel social.

Ejemplos de estereotipo

Podemos entender entonces, que el estereotipo es un esquema mental (una idea, o un pensamiento) que no se formó por experiencia directa, sino que se originó a partir de la cultura del grupo al que pertenece. Este es un esquema aproximado, no necesariamente cierto y que muchas veces ha sido modificado arbitrariamente en función de los valores del grupo al que pertenece.

Los estereotipos pueden construirse deliberadamente, por ejemplo, en el curso de una campaña política o una estrategia comercial; esto los hace particularmente insidiosos en una sociedad basada en la libertad de información y la gran cantidad de información a la que estamos sujetos.

Además, los estereotipos pueden modificarse a través de la experiencia directa y la educación. Por ejemplo, aunque mi familia y mi grupo social me hayan transmitido el estereotipo de que los habitantes del país X «son delincuentes», al frecuentarlos podría darme cuenta de que se trataba de un prejuicio infundado.

Otros ejemplos a partir del estereotipo de grupo es por ejemplo identificar a las mujeres como el «sexo débil» como «amas de casa» o como se dice popularmente «marujas», mientras que el estereotipo hacia el grupo de los hombres tienen que ver con la «fuerza» o lo que siempre se dice «los hombres no lloran».

Tenemos también los del tipo social, cultural, racial e incluso vinculados a la religión. Por ello, a veces, nos encontramos juzgando según ideas preconcebidas a personas por su grupo o condición social, por su raza o ideología, por la fe que profesa o incluso por el color de su piel o país de procedencia. No es extraño encontrar a personas que consideran que todos los judíos son avaros o que los españoles son vagos.

Normalmente, el estereotipo obedece a una simplificación desarrollada por una comunidad o conjunto de personas. En el imaginario colectivo se representan imágenes mentales poco detalladas a raíz de prejuicios hacia otro grupo de personas por su origen o condición.

Si observamos el mundo artístico, ya sea la literatura o incluso la pintura o escultura, encontramos obviedades que se consideran clichés. Situaciones evidentes que podemos ver en número ingente en obras como las películas de Hollywood, por ejemplo.

Y es que los estereotipos se han ido afianzando en la mente de los grupos sociales a lo largo de la historia y ahora son muy difíciles, por no decir imposible, de hacer que desaparezcan. Por eso, sociedades como la española consideraremos en nuestra mayoría a los franceses como elitistas o a los estadounidenses como excesivamente patriotas. Obviamente, esto puede definir a algunos de sus miembros, pero probablemente ni siquiera a la mayoría.

El lado negativo

Desafortunadamente, los estereotipos tienen un lado negativo: es el efecto Pigmalión (también llamado «profecía autocumplida»), el efecto psicológico por el cual la víctima de un estereotipo termina identificándose con él desarrollando comportamientos que reflejan el mismo estereotipo.

Superando los estereotipos

¿Es posible no formular estereotipos? No: el estereotipo es una unidad de nuestro pensamiento que utilizamos de forma automática y muchas veces inconscientemente para ahorrar energía mental. Al igual que con los prejuicios y las heurísticas, es imposible dejar de recurrir a los estereotipos.

Sin embargo, es posible tomar conciencia de los procesos que nos llevan a formar y transmitir estereotipos, de tal forma de ser influidos en menor medida y, sobre todo, poder identificar las situaciones en las que recurrimos a un estereotipo.

Un primer camino para superar los estereotipos es ofrecer información precisa sobre el tema del estereotipo. En la escuela, esto podría significar discutir juntos artículos de periódicos, investigaciones científicas y otros datos que se perciban como confiables.

Un segundo camino para superar los estereotipos es empatizar con los sujetos «víctimas» del propio estereotipo. Leer sobre otras culturas, otro tipo de personas, viajar, socializar, siempre ha sido una buena manera de empatizar con culturas y personas diferentes a nosotros.


Source link
Salir de la versión móvil