En el ámbito sanitario, una infección nosocomial, también conocida como infección intrahospitalaria, es aquella que contraen los pacientes cuando están ingresados en un centro de salud.
Tal y como determina la OMS, se incluyen todas aquellas infecciones que no estaban en periodo de incubación ni se habían manifestado previamente. Es decir, que los pacientes adquieren durante su estancia en el hospital y que no forman parte de la causa del ingreso. También se incluyen aquellas infecciones que contraen los empleados del centro sanitario por su exposición a virus y bacterias.
Causas
Durante el periodo hospitalario, algunos de los factores principales que pueden dar lugar a una infección nosocomial son los siguientes:
- Desequilibrio de la flora bacteriana, tanto del organismo como de la piel. Esto se debe al tratamiento con anitibióticos.
- Realización de tratamientos invasivos, como la colocación del catéter o las endoscopias, que rompen la barrera protectora de la piel.
- Disminución del sistema inmunitario del paciente, tanto por la enfermedad que ha provocado el ingreso hospitalario como por la administración de medicamentos.
¿Cómo prevenir la infección nosocomial?
Una de las primeras medidas para minimizar el riesgo de sufrir una infección de este tipo pasa por reducir lo focos de contagio. Es decir, disminuir la presencia de visitantes al paciente al mínimo posible. Además, siempre que sea posible, es conveniente extender la asistencia médica a su domicilio, evitando con ello el contacto con otros enfermos y con los puntos de infección nosocomial.
Por supuesto, todo el profesional sanitario debe cumplir con una serie de requisitos de profesionalización. Hay que disminuir la rotación de los empleados del centro para reducir con ello la presión aistencial y atender a los pacientes cumpliendo los protocolos de seguridad.
Source link