El verano y el calor son dos conceptos que van de la mano durante estos meses. Es imposible entender la estación del año sin los termómetros disparados a su máximo y los chorretones de sudor cayendo por todo el cuerpo. Pero hay momentos en los que las elevadas temperaturas de intensifican todavía más, haciéndonos pensar que nos vamos a derretir. Ese periodo es el conocido como ola de calor, pero ¿sabes por qué ocurre?
La ola de calor tiene que ocurrir durante un periodo prologando de varios días. Durante este tiempo, las temperaturas máximas superan, con creces, las de los días anteriores. Puede ser tanto húmedo como seco el ambiente durante estos momentos. La diferencia de temperaturas varía según la distancia al mar.
Lo habitual en el caso de la península ibérica es que suban vientos cálidos desde el desierto del Sáhara, penetrando en el resto de Europa. Cuanta mayor humedad haya, menor será el impacto en las temperaturas, pues las nubes ayudan a refrescar el ambiente.
Consecuencias de la ola de calor
El impacto más importante de este fenómeno está en la salud de las personas. Las altas temperaturas disparan el riesgo de sufrir un golpe de calor, así que te recomendamos que sigas los consejos que ya te hemos comentado para pasar un verano sin ningún susto.
Otra consecuencia no tan visible pero sí importante es el factor económico. Hace unos años, durante una ola de calor, el precio de la electricidad se disparó de manera desorbitada. Esto se debe al aumento del consumo, lo que provoca que el almacenamiento de la electricidad disminuya y encarezca su precio.
En el aspecto paisajístico, un periodo prologando puede llegar a provocar graves daños naturales en la flora y la fauna. No es raro encontrar una disminución importante del caudal de los ríos o embalses, que repercute directamente en el ecosistema.
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