Aunque pasan desapercibidas la mayor parte del tiempo, porque han estado allí desde que tenemos uso de razón, y sólo las notamos al vernos frente a un espejo, lo cierto es que las cejas resultan fundamentales para la protección de los ojos, incluso en formas que no conocemos. Por tanto, es clave descubrir qué nos protegen las cejas.
Y cuáles son las características de esta delgada línea de vellos ubicada por encima de los ojos, apenas un par de centímetros sobre ellos y debajo de la frente, que como especie hemos ido desarrollando durante siglos, hasta que adquirieron su formato actual.
De hecho, son tan necesarias para la vida, que una gran cantidad de otros animales, más que nada primates, también tienen sus propias adaptaciones de cejas, y eso se debe a que cumplen algunas funciones indispensables para la protección de los globos oculares y sus diferentes componentes.
Aunque son simples, la realidad es que nuestras cejas cumplen tres funciones de lo más útiles para la vida del ser humano, protegiendo nuestros ojos, sirviendo para comunicarnos mejor con los demás y también, con una función en lo estético.
Las cejas protegen nuestros ojos principalmente y es su función más básica, especialmente de las agresiones y demás inclemencias en el medio ambiente. Desvían también el sudor cuando cae de nuestra frente, por lo que evita el sudor que puede causar por la sal que está presente en nuestra sudoración.
Además de protegernos de la lluvia y el sudor, impiden que los rayos del sol puedan pegarnos de manera directa sobre nuestros ojos, por lo que evitan el exceso de luz o los brillos que ocasionan los reflejos.
Como curiosidad, los jugadores de fútbol americano suelen pintarse líneas negras sobre los pómulos como si fueran cejas, evitando de esta manera el propio brillo de las luces del estadio o el flash de las cámaras, lo que es algo ventajoso para ellos.
Una protección bastante práctica
Las cejas a su vez nos protegen de partículas de polvo o de la arena que en algún momento pueden entrar en nuestros ojos, por lo que causan grandes molestias e incluso infecciones, lo que hace que sean de gran utilidad como protección, en cierta manera de los golpes que puedan producirse en esta zona tan expuesta.
Otra manera en la que las cejas eran muy útiles para nuestros antepasados era cuando se iban a dormir, pues en ese momento es cuando los seres vivos se encuentran más indefensos. Algunos investigadores piensan que otra de las funciones que tenían las cejas eran la de que pareciésemos despiertos incluso cuando dormíamos.
Como es una imitación de la forma de los ojos, lo mismo que hacen las mariposas con sus alas cuando están abiertas, había algunos depredadores que no se decidían a atacar, lo que aumentaba las posibilidades de sobrevivir a ciertos ataques. Esperamos que ahora tengas un poco más claras las funciones de las cejas en el ser humano.
¿Cómo nos ayudan y qué nos protegen las cejas?
Básicamente, las cejas están allí porque nuestros antepasados requerían de un vello corporal que mantuviera los ojos a salvo de las inclemencias del clima, siempre recordando que aquellos hombres y mujeres pasaban la mayor parte del día al aire libre, cazando o cultivando lejos de sus refugios.
Así, el cuerpo humano fue produciendo las cejas que conocemos hoy en día, y que impiden también que el sudor que generamos al entrenar, por ejemplo, llegue a la zona ocular, donde cuando lo hace provoca una molesta picazón, que podría ponernos en aprietos si necesitamos observar bien todo.
Otros usos de las cejas
Por fuera de esa cobertura de una región tan sensible como lo es la de los ojos, las cejas tienen otros usos, uno de ellos relacionado con la comunicación, permitiéndonos expresar opiniones que puede que no comuniquemos verbalmente, pero que acompañarán lo que digamos, reforzando las ideas.
Por otro lado, ya más aquí en el tiempo, el delineado de las cejas y otros tratamientos que se llevan adelante sobre ellas, permiten aprovecharlas como un detalle estético más que no debería influir negativamente en su papel de protectoras de la visión para que no pierda sentido su presencia.
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