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¿Qué ocurriría si nuestro cuerpo nunca expulsara el sudor?

Probablemente ninguno de nosotros tenga alguna objeción respecto a sudar cuando estamos realizando un poco de ejercicio físico. Ahora bien, esta función es muy importante, porque, ¿qué pasaría a nuestro cuerpo si nunca expulsáramos sudor?

Pues es posible que tú también te hayas preguntado qué le pasaría a nuestro cuerpo si no desprendemos el sudor cuando hace calor y esa es, justamente, la pregunta a la que intentaremos responder a continuación, analizando todos los detalles importantes.

En líneas generales, lo primero que podemos afirmar es que el sudor es absolutamente necesario para el organismo, ya que se trata del proceso por el cual eliminamos todas las toxinas que se acumulan en el cuerpo y que, de lo contrario, podrían provocar todo tipo de problemáticas.

En otras palabras, si ante un contexto en el que sufrimos las altas temperaturas, ya sean ambientales o propias como consecuencia de la actividad física, no sudáramos, estaríamos cerca de la muerte.

Ahora bien, existen fenómenos en los que los sistemas internos encargados de regular el sudor fallan, y es entonces cuando aparecen esos diagnósticos muy concretos, como la anhidrosis o hipohidrosis, enfermedades que suelen pasar desapercibidas, y obligan a prestar atención.

Casi siempre, todo ello suele ir acompañado de unos síntomas muy claros, que son la sensación de calor injustificada, el enrojecimiento de la piel, sensación de mareos y, lo más curioso en este contexto, la mínima o nula sudoración, ese acto de defensa tan habitual del organismo.

En los deportistas, los inconvenientes relacionados con la transpiración pueden ocasionar reiterados calambres, hasta en esos casos en los que el esfuerzo haya sido más bien reducido, nada exagerado.

Un detalle interesante a considerar es que esta mínima o nula sudoración puede abarcar prácticamente la totalidad del cuerpo, mientras algunas zonas aún transpiran. No lo olvides.

Por lo tanto, podríamos concluir que la falta de sudoración es tan importante como el exceso de transpiración, y que deberíamos consultar a un profesional médico cuando observemos que alguna de estas situaciones se vuelve crónica para así poner remedio antes de que pueda generar daño.

Frente a estas circunstancias, es frecuente que se detecte, según diversos estudios, alguna anomalía en las glándulas sudoríparas, que es la que explica por qué no estamos sudando cuando deberíamos hacerlo. La simple hidratación, previa al diagnóstico, puede ayudar a corregir el error. Entonces, ya podemos saber qué le pasaría a nuestro cuerpo si nunca expulsáramos sudor.

 


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