WASHINGTON — Cuando la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, viajó el martes a Taiwán en un jet de pasajeros de la Fuerza Aérea, sumó más tensión a las relaciones con China, que considera a la isla como parte de su territorio .
La razón por la que la visita de la legisladora elevó las tensiones entre China y Estados Unidos es que Beijing reclama Taiwán como parte de su territorio, y considera que las visitas de funcionarios extranjeros constituyen un reconocimiento a la soberanía de la isla autónoma.
Tanto el gobierno del presidente Joe Biden como Pelosi aseguran que Estados Unidos continúa comprometido con su “política de una sola China”.
CHINA CONTINENTAL Y TAIWÁN SE ESCINDIERON DURANTE UNA GUERRA CIVIL EN 1949
Taiwán y China continental se escindieron durante una guerra civil en 1949, pero China reclama la isla como parte de su territorio y no descarta recuperarla, incluso por la vía militar.
En los últimos años, China ha incrementado la presión diplomática y militar. Cortó todo contacto con el gobierno de Taiwán en 2016 después de que la presidenta Tsai Ing-wen se rehusara a apoyar la afirmación de Beijing de que la isla y la parte continental conforman una sola nación china, con Beijing como el único gobierno legítimo.
Beijing considera los contactos estadounidenses con Taiwán como una acción que alienta a volver permanente la independencia de facto que ha tenido la isla durante décadas, una decisión que las autoridades estadounidenses dicen no apoyar.
El presidente chino Xi Jinping y Biden han dejado claro cada uno por su lado que no desean un conflicto militar por el tema.
En una llamada con el mandatario estadounidense la semana pasada, Xi reiteró una aseveración de Biden: que sus países deben cooperar en las áreas donde les sea posible.
El mayor de los peligros podría derivarse de un accidente si China intenta el tipo de maniobras provocadoras que realiza cada vez con mayor frecuencia contra otras fuerzas militares en las inmediaciones del Mar de la China Meridional. Estas incluyen efectuar vuelos a corta distancia de otras aeronaves o confrontar barcos en el mar.
Tan pronto como la presidenta de la Cámara Baja aterrizó el martes, los funcionarios chinos desataron un aluvión de declaraciones furiosas y anunciaron planes para ejercicios militares que comenzarían de inmediato.
Sin embargo, cuando se trata de Estados Unidos, con el ejército más poderoso del mundo, “a pesar de los numerosos discursos nacionalistas, China será cuidadosa de no tropezar con un conflicto de daños colosales en todos los frentes”, dijo Yu Jie, investigador en el centro de estudios Chatham House.
Para China, la mejor estrategia es el tiempo y la paciencia, dijo Jie: reforzarse hasta el día en que su economía y fuerzas armadas puedan ser demasiado poderosas como para que Estados Unidos las desafíe.
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