El efecto que produce el alcohol con los medicamentos en el organismo difiere según el tipo de droga que se ingiera y la conducta al tomar alcohol.
El efecto de un medicamento es el mismo que el de cualquier otra droga. Después de que ingresa al tubo digestivo y pasa a la sangre, se traslada a diversos centros nerviosos del cerebro y genera sus efectos.
La interacción del alcohol con los medicamentos
Cuando se toma alcohol con los medicamentos, el organismo los metaboliza con las mismas enzimas, pero en menor proporción, y eso genera que tengan un mayor efecto. Este efecto puede darse en una persona que, casualmente, ha bebido en exceso en una fiesta o en algún evento y al mismo tiempo está tomando medicamentos.
El efecto es totalmente el contrario cuando se trata de una persona que bebe en forma crónica y al mismo tiempo sostiene un tratamiento con medicamentos.
Cuando se bebe alcohol en grandes cantidades el organismo genera mayor cantidad de enzimas y eso provoca que algunos medicamentos se metabolicen más rápido. Esto quiere decir que el efecto se verá disminuido.
Algunas bebidas alcohólicas como la cerveza o el vino contienen una sustancia llamada tiramina, que si se mezcla con ciertos medicamentos puede ocasionar náuseas, vómitos o enrojecimiento facial, también llamado flushing.
El paracetamol combinado con alcohol aumenta los efectos tóxicos en el hígado. Los medicamentos que actúan en el sistema nervioso como las benzodiazepinas, provocan profunda relajación y sueño. Si son ingeridos junto con alcohol reducen la capacidad de respuesta y son la causa de un sinnúmero de accidentes de tráfico.
La población que está más comprometida y que se encuentra en riesgo con la mezcla de alcohol con los medicamentos son las personas que tienen más de 65 años, ya que sus organismos son más sensibles a los efectos del alcohol y requieren más estabilidad en sangre. Especialmente quienes tienen medicación crónica de anticonvulsivantes o anticoagulantes.
Existen medicamentos que pueden suspenderse transitoriamente en caso de tener que asistir a un evento o fiesta donde podría caber la posibilidad de beber alcohol. Pero hay otros que requieren un nivel estable en sangre y no es posible su interrupción.
Si se suspende un anticonvulsivante, la persona podría tener convulsiones si bebe alcohol. Es recomendable la consulta al doctor antes de hacerlo.
Existe la creencia generalizada de que no se debe tomar alcohol si se está recibiendo un tratamiento con antibióticos, pero son algunos pocos los que realmente interactúan con él. Uno de los antibióticos más usados, la amoxilina, no tiene interacciones clínicamente significativas con el alcohol.
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