Este fin de semana vamos a cambiar de nuevo la hora al horario de invierno (cuando sean las 3 de la madrugada pasaremos a las 2) y aunque se suele decir que gracias a este cambio podemos ahorrar en energía, lo cierto es que son muchos los que se preguntan si realmente se consigue algo con el hecho de atrasar una hora el reloj o qué pasaría si no cambiáramos la hora.
Normalmente suele decirse que cambiando la hora podemos llegar a ahorrar hasta un 5% de consumo eléctrico (que correspondería a unos 300 millones de euros) y que en cada casa, el ahorro puede ser de hasta unos seis euros de media al año. Pero no solo eso, con el cambio de hora se dice que las condiciones de vida, de trabajo y de salud también salen beneficiadas aunque lo cierto es que todo esto sería bastante discutible.
Lo cierto es que no existe estudio alguno que avale la teoría del ahorro de energía. Puede que gracias a atrasar o adelantar el reloj cada año, ganemos más horas de luz natural por la mañana o por la noche en función de si estamos en invierno o en verano, con el consecuente ahorro de energía, pero por otro lado también vamos a gastar cuando no tengamos luz. Es decir, que en invierno ahorras energía por la mañana pero la gastas por la tarde (cuando a las 18:00 ya es de noche), mientras que en verano ahorras energía por la tarde pero muchas veces te levantas para ir a trabajar siendo de noche, con el consecuente gasto de luz eléctrica.
Por otro lado está la cuestión de los beneficios para la salud y el trabajo y nuestro estilo de vida. Puede que España sea un país en el que estemos acostumbrados a trabajos que empiezan a las 9 de la mañana por lo que acaban bastante tarde (a partir de las 17:00 y hasta las 21:00) y con ello, que queramos que todavía sea de día cuando salimos de trabajar (algo que se consigue sobre todo quedándonos en el horario de verano), pero lo cierto es que no es para nada bueno comenzar la jornada cuando es todavía de noche (en el caso de que la jornada empiece a las 7 u 8 de la mañana) y tampoco los cambios de hora que se hacen al año benefician a los niños ni a los ancianos. De hecho, muchos estudios avalan que el cambio de huso horario se podría comparar al jet lag que sufrimos cuando viajamos en avión muchas horas. Con el cambio de hora, y con el simple hecho de atrasar el reloj como haremos ahora, muchas personas pueden sentir que deben adaptarse a una nueva rutina y estar más dormidos o cansados (muchos más los niños y ancianos) durante los primeros días tras cambiar la hora.
De todos modos la adaptación al cambio de hora en otoño es más fácil que la de verano, cuando el hecho de adelantar el reloj una hora sí que suele provocar más casos de fatiga y ansiedad de modo que cabría comenzar a pensar en establecer un único horario para todo el año tal y como se pretende desde la Unión Europea a partir de 2020., lo que solucionaría tanta polémica y de paso nos permitiría comprobar de una vez por todas, si realmente resulta rentable cambiar la hora.
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