Un aquelarre es una congregación de brujería y existían antes de Cristo en rituales de invocación y adoración a Lucifer.
La palabra aquelarre es castellana y deriva de la voz vasca akelarre: del euskera aker, macho cabrío, y larre, prado.
Significa el “prado del macho cabrío” ya que se creía que el diablo se hacía presente en medio de las brujas con la forma de ese animal, exclusivamente en ese lugar.
Qué es un aquelarre y qué significó en la historia
Un aquelarre no es una reunión de brujas como se cree, sino que la palabra se asimiló al idioma castellano y, por extensión, acabó por referirse a toda aquella agrupación o reunión de brujas y brujos donde se realizan ritos, hechizos o conjuros.
El aquelarre, antiguamente también llamado sabbat, ya existía en las creencias religiosas precristianas. Los actos de invocación y adoración a Lucifer eran frecuentes en el paganismo antes de Cristo.
Según las actas acusatorias de la Inquisición, la época de máximo apogeo de los aquelarres en España fue a finales de la Edad Media y principios del siglo XVIII, pero el término parece haber sido acuñado a principios del siglo XVII.
Algunos estudiosos de brujería como Mikel Azurmendi, G. Henningsen y Anna Armengol, defienden la posibilidad de que la palabra aquelarre no proviene de un vocablo vasco ancestral como se cree, sino que se trató de una deliberada construcción culta, emanada del lenguaje jurídico de esa época.
Henningsen asegura que fue el 14 de febrero del año 1609 en el Tribunal de Logroño, cuando, al recibir a un nuevo grupo de presos de Zugarramurdi, aparece por primera vez escrito en actas.
El responsable de lo escrito en las actas, fue el inquisidor Juan del Valle Albarado.
En el caso del antiguo término sinónimo, sabbat, su significado más oscuro se relaciona con los ancestrales prejuicios antisemitas.
Como la religión judía santifica el séptimo día de la semana, el sabbat, como jornada de descanso obligatorio, algunos gobernantes cristianos de la Edad Media conectaron el asueto del judaísmo con la actividad satánica y la brujería.
Fue así que, peyorativamente, hablaban del sabbat, como el día de reunión para ejecutar prácticas demoníacas como en un aquelarre. Y así fue que se acusó a innumerable cantidad de judíos, de ser adoradores del diablo.
Para apoyar esta tesis, los cristianos afirmaban que la celebración de ese día sagrado, que comienza en el atardecer del viernes hasta la aparición de tres estrellas en la noche del sábado, consistía en una reunión clandestina de brujas y hechiceros en la que se llevaban a cabo sacrificios humanos en honor a Lucifer.
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