Nuestro planeta experimenta cambios todos los días. Algunos de ellos generan fenómenos naturales incomprensibles que mantienen a toda la humanidad pendiente de ellos. Unas rarezas únicas en el mundo y que suelen ocurrir cada cierto tiempo. Hemos visto algunos ejemplos como los de las esponjas de la costa de Francia o la muerte de repentina de las ballenas. Pero ahora nos fijamos en un proceso natural que está dejando boquiabierto a todos los habitantes de las zonas frías de nuestro planeta. Hablamos de los pilares de luz.
A simple vista pueden parecer simples focos de colores colocados de forma vertical y alimentados por una fuente de energía. Otros muchos los han confundido con las típicas abducciones extraterrestres que aparecen en las películas de ciencia ficción. Pero estos misteriosos pilares de luz, como todo en el mundo, tienen una explicación coherente.
Luz fría
En primer lugar es importante diferenciar los pilares de luz de las conocidas auroras boreales. Las luces del norte se definen como esa incandescencia verdosa que alumbra los cielos y que está producida por las distintas radiaciones solares. Un fenómeno imperdible que se enmarca como uno de los más bonitos que pueden verse en nuestro planeta. Sin embargo los pilares de luz son completamente distintos, ya que pueden aparecer en cualquier lugar del mundo en el que las condiciones climáticas sean extremadamente frías.
En las regiones de nuestro planeta en la que la temperatura se mantiene por debajo de los 0ºC durante la mayor parte del tiempo se forman unos pequeños cristales de hielo que se quedan flotando en la atmósfera. Estas diminutas formaciones hexagonales solo se pueden mantener cuando el aire alcanza un grado de limpieza superior al habitual. A partir de aquí solo se necesita la luz del sol o de la luna para que se formen impresionantes haces de luz que parecen rozar los cielos.
Un fenómeno ilusionista
Cabe destacar que los bienandantes de estas zonas de extremas temperaturas se han dado cuenta de la situación y han decidido atreverse con sus propias creaciones lumínicas. El destello de una linterna, la luz de una casa o el resalto de un juguete son suficientes para que se produzcan unos fenómenos dignos de apreciar.
Eso sí, es importante señalar que estas luces son ilusiones ópticas, no tienen una localización física exacta por lo que resulta muy difícil evaluar de mejor forma este tipo de sucesos.
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