Las pequeñas y medianas empresas (pymes) y los autónomos suelen recurrir a los créditos para expandirse o sobrevivir en caso de bache económico. Pero no siempre disponen de los avales suficientes para acceder a la financiación que necesitan. Para estos casos, existe en el mercado una herramienta, muchas veces desconocida: las sociedades de garantía recíproca (SGR).
Estas organizaciones son entidades financieras que permiten a las pymes y a los trabajadores por cuenta propia obtener financiación de los bancos con mejores condiciones. Las SGR no prestan dinero, sino que otorgan las garantías que necesitan los acreedores de pymes y autónomos. Gracias a estos avales, pueden conseguir financiación con menores tipos de interés y con plazos de devolución más amplios, pues disponen de convenios con las entidades de crédito, explica Marta Cea, directora general de la Confederación Española de Sociedades de Garantía Recíproca (Cesgar), que participará en el webinar ¿Qué son y cómo funcionan las sociedades de garantía recíproca?, organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell.
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¿Qué son y cómo funcionan las Sociedades de Garantía Recíproca?, con Marta Cea, directora general de Cesgar y Purificación Calvo, directora de Convenios Oficiales y Garantía de Banco Sabadell. Organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell. Cuándo: 9 de marzo, a las 09:30.
Son instituciones sin ánimo de lucro, es decir, que destinan los ingresos que obtienen a cubrir exclusivamente los gastos de carácter administrativo y al fortalecimiento patrimonial. Y ofrecen, además, asesoramiento sobre el tipo de crédito más adecuado para cada sociedad y acerca de cómo acceder a ayudas públicas, un aspecto clave para optar al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) español, que articula el capital del fondo europeo Next Generation EU.
Antonio Couceiro, presidente de Cesgar, destaca su utilidad para cualquier negocio: “Muchas pymes y autónomos acuden a nosotros porque no tienen garantías suficientes para obtener un crédito de las entidades financieras”. Pero también, agrega Mario Cantalapiedra, economista y profesor de Deusto Business School, son ventajosas para empresas que sí poseen esas garantías.
¿Cómo funcionan las SGR?
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Cuando una empresa solicita el aval de una SGR, cuenta con un plazo de devolución medio de ocho años. Un periodo que, según Couceiro, sería más difícil de conseguir sin el apoyo de esta institución. Aunque no hay datos oficiales, el comparador Rastreator apunta que el tiempo máximo para la devolución de préstamos por parte de las pymes está en cinco años.
Las SGR ofrecen a las sociedades seguridad porque están sujetas a la supervisión y a la inspección del Banco de España y tienen el apoyo de instituciones como la Compañía Española de Reafianzamiento (Cersa), dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, cuyo objetivo es dar cobertura al riesgo asumido por las SGR.
Cea añade que los negocios que solicitan un aval a una SGR también reciben asesoramiento financiero individualizado: “Se analiza la viabilidad de su proyecto y se le proponen opciones”. Enri Villanueva, profesora del departamento de Economía y Finanzas de EAE Business School, señala que estas organizaciones facilitan la tramitación de subvenciones públicas.
Desde marzo de 2020, cuando estalló la pandemia, se han concedido 61.287 avales por un importe de 4.483 millones de euros, según Cesgar. Las SGR ya benefician a 163.342 pymes, autónomos y emprendedores, que mantienen activos créditos y préstamos por valor de más de 6.440 millones de euros, y contribuyen al mantenimiento de 865.569 puestos de trabajo, de acuerdo con las cifras de esta confederación. Todo ello se ha dado en un contexto en el que ha sido más complicado acceder a financiación.
¿Cómo acceder al aval de una SGR?
Lo primero que tiene que hacer una pyme o un autónomo para solicitar un aval de una SGR es dirigirse a la de su comunidad autónoma a través de la sede física o de manera telemática en el portal web Con Aval Sí, creado por Cesgar, informa Cea o directamente a través de entidades bancarias, como Banco Sabadell, que ayudan a sus clientes actuales y futuros a tramitar las operaciones con las SGR en todo el territorio nacional.
El solicitante tendrá que elegir entre dos tipos de avales: el económico, que permite mejorar las condiciones de financiación en función del plazo y del tipo de interés, o el técnico, que garantiza la capacidad de la pyme o del autónomo para cumplir con las obligaciones contractuales. La principal diferencia entre ambos es que, mientras que el primero garantiza los compromisos de índole comercial o financiera, el segundo garantiza el cumplimiento de las obligaciones contractuales. Por ejemplo, si una empresa decide iniciar una reforma, el aval cubrirá posibles desviaciones de duración, calidad y coste. Si no se termina en tiempo o la calidad final no es óptima, el cliente puede ejecutar el aval y recibir una compensación por los daños causados.
En el caso del aval económico, la SGR garantiza el abono del préstamo o del crédito que se ha contraído con una entidad financiera. Este aval suele ser necesario cuando se solicita un préstamo o un crédito, ya que así el banco se asegura de que recibirá el pago.
Una vez decidido el tipo de aval que necesita, el empresario tiene que facilitar información personal y del negocio que servirá para realizar el análisis de riesgo de crédito (impago). Según la directora general de Cesgar, más del 80% de las operaciones que se presentan son aprobadas.
En caso de que se conceda, el empresario debe convertirse en socio de la SGR con una aportación de capital social (cantidad de dinero, patrimonio y bienes con el que los socios contribuyen a la sociedad), que varía y que es reembolsable al finalizar la operación avalada. “Dicho importe, si se desea, será íntegramente reembolsado a la cancelación del crédito obtenido. En caso contrario, la pyme permanecerá como socio partícipe y tendrá así acceso a otras prestaciones y servicios de la SGR”, resalta Villanueva.
Para que una pyme pueda ser socia partícipe, habrá de pertenecer a alguno de los sectores de actividad económica mencionados en los estatutos sociales de la SGR, y su establecimiento deberá estar situado en el ámbito geográfico delimitado en ese reglamento. Cantalapiedra explica que el solicitante debe asumir varios costes: “Una comisión de estudio y otra de aval, un porcentaje sobre el total de la cantidad avalada que normalmente se paga de forma anual”. Estos ingresos se utilizan para el mantenimiento de las SGR, como los gastos administrativos y el fortalecimiento patrimonial.
Cuando se acepta la operación, se comunica la decisión inmediatamente al solicitante. Según Couceiro, no solo se admite o se rechaza la operación, sino que también se proponen alternativas financieras. “Gracias a nuestra red, con 60 oficinas, estamos abiertos a respaldar cualquier proyecto viable en toda España”.
Las SGR: un gran apoyo durante la crisis
Las pymes que pertenecen al sector servicios son las que más han utilizado esta figura en los últimos dos años, ya que pertenecen al ámbito más afectado por las restricciones impuestas durante la pandemia, según los expertos. Entre los beneficiados están empresas de ocio, restauración, hostelería, transporte, servicios culturales y turismo. Muchas de ellas han requerido de asistencia para acceder a financiación y de asesoramiento y canalizas así las líneas de ayudas que abrieron las Administraciones.
Mario Cantalapiedra, economista y profesor de Deusto Business School señala que el papel de las SGR ha sido muy importante durante el periodo más duro de la crisis sanitaria. Y en esta fase de recuperación económica, afirma Marta Cea, directora general de la Confederación Española de Sociedades de Garantía Recíproca (Cesgar), se prevé que las 18 sociedades que hay en el país desempeñen un papel fundamental para facilitar capital que permita a los empresarios y a los autónomos seguir con sus negocios hasta que recuperen el nivel de ingresos previo al inicio de la pandemia y, en muchos casos, incluso, crecer por encima.
Para Antonio Couceiro, presidente de Cesgar, las SGR van a canalizar líneas bonificadas gracias al fondo europeo Next Generation EU, especialmente en los ámbitos de la digitalización y de la sostenibilidad. “La previsión es que este año las SGR faciliten un total de 2.200 millones de euros a pymes y autónomos de todo el país”, concluye.
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