Qué tarde la de aquel domingo

Hoy se cumplen 14 años de uno de los momentos más angustiosos y críticos de la centenaria historia del Athletic. Aquel 17 de junio de 2007, el equipo bilbaíno se jugó a una carta su continuidad en Primera. Todo pasaba por derrotar en La Catedral a un Levante que llegaba salvado a Bilbao.

Los leones de Mané acabaron imponiéndose por 2-0 al conjunto dirigido entonces por Abel Resino con un gol de Serrano en propia puerta y otro de Igor Gabilondo. La afición rojiblanca respiró tranquila tras el pitido final. La permanencia in extremis, sin embargo, no fue motivo suficiente para que los jugadores locales recibieran una tremenda pitada mientras saludaban a la afición desde el centro del campo.

Ana Urquijo había asumido la presidencia del Athletic meses antes tras la dimisión de Fernando Lamikiz y algunos de sus directivos. Félix Sarriugarte, entrenador elegido para reemplazar a Clemente en pleno inicio de la pretemporada, fue destituido tiempo después pasando Mané y su inseparable Ondarru a ocupar el banquillo bilbaíno. Ander Murillo, defensa central e incluso lateral diestro, se vio obligado a jugar aquella temporada, la que pasaría a la historia como la segunda del ‘bienio negro’ de pivote.

La presidenta, el segundo entrenador y el jugador de aquel equipo rememoran junto a Mundo Deportivo lo que se vivió antes, durante y después de aquella calurosa tarde dominical. Los leones se salieron con la suya, pero el susto en el cuerpo tardó algún tiempo en desaparecer. La explosión de júbilo de San Mamés a la conclusión del choque solo fue una especie de suspiro colectivo tras el mal trago pasado.

Los tres coinciden al incidir en la carga que supone para cualquier profesional o directivo del Athletic el peso del escudo, de la tradición y de la historia. Medio en serio medio en broma, pero todos vienen a incidir en que de haber perdido aquel día ante el Levante se tendrían que haber ido a vivir lejos, muy lejos, de Bilbao. El hecho de poder ser protagonista directo del primer descenso del centenario club rojiblanco pesa como una losa.

“Cualquier jugador del Athletic tiene mucha responsabilidad con su club, con su gente. Aquel fue un momento complicado porque nos jugábamos mucho a nivel individual, de club y de institución. Hubo gente que entró llorando al vestuario cuando llegamos a San Mamés viendo cómo nos había recibido la afición”, recuerda Murillo.

La presidenta es mucho más pragmática en su recuerdo de aquel complicado trance. “No podía permitirme perder la serenidad, aunque era consciente de que bajar a Segunda era algo tremendo”, incide Ana Urquijo.

Ondarru, por su parte, recurre a un dicho de Di Stéfano para dar una pincelada al recuerdo de que el duelo ante el Levante. “Había que ganar el partido, no había otra. Esa semana no hicimos nada raro, nada que no hubiéramos hecho antes”.

Etxebe, Urzaiz, Aduriz y Llorente

En aquella Liga 2006-2007, a modo y manera de la anterior, al Athletic le tocó sufrir. Mané se jugó la continuidad del equipo rojiblanco en Primera con Aranzubia; Expósito, Ustaritz, Sarriegi, Casas; Javi Martínez, Iraola, Murillo, Yeste; Joseba Etxeberria y Urzaiz. Aduriz, Gabilondo y Tiko entraron en sustitución de Javi Martínez, Yeste e Iraola en el transcurso del segundo tiempo. Llorente, Amorebieta, Javi González y el meta Lafuente siguieron todo el partido desde el banquillo.

Luis Rubiales, actual presidente de la RFEF, jugó todo el encuentro en las filas del Levante con Molina, el ahora director deportivo de la propia Federación, bajo palos y Velasco Carballo, presidente del Comité Técnico de Árbitros, como colegiado. Tiempo después del duelo surgió la sombra de la duda en torno a un posible arreglo, pero nada pudo demostrarse. “Eso siempre se dice y más en este caso que nosotros veníamos de entrenar y subir al Levante. No hubo nada de nada”, apostilla Ondarru


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