Quién es quién en el magnicidio de Jovenel Moïse

Policías custodian a un grupo de sospechosos de haber participado en el asesinato del presidente haitiano, Jovenel Moise, en Puerto Príncipe (Haití).
Policías custodian a un grupo de sospechosos de haber participado en el asesinato del presidente haitiano, Jovenel Moise, en Puerto Príncipe (Haití).Jean Marc Hervé Abélard / EFE

Desde que el presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue torturado y asesinado a tiros en su domicilio de Puerto Príncipe la madrugada del 7 de julio, las investigaciones transnacionales han arrojado un saldo de al menos 26 detenidos y diez prófugos, en una trama que involucra también a ciudadanos de Estados Unidos, Colombia, Ecuador y Venezuela. Estos son algunos de los principales implicados en el magnicidio que ha sacudido al continente.

La trama en Haití

En la convulsa nación caribeña, donde la guardia presidencial sobrevivió sin heridas el ataque de un comando armado a la residencia presidencial, la justicia ya ha apuntado a varios de los cerebros de la operación, en una investigación que arroja algunas certezas y varias inconsistencias. Estos son los algunos de ellos:

Christian Emmanuel Sanon, un médico y pastor evangélico haitiano, de 63 años que llevaba dos décadas viviendo en el sur de la Florida. Sin muchas conexiones en las altas esferas políticas del país caribeño aspiraba a sustituir a Moïse en el poder. Así lo señalaron a menos de una semana del magnicidio las autoridades caribeñas al acusarlo de ser el autor intelectual y de haber sido la primera persona a la que llamaron varios miembros del comando que perpetró el crimen cuando se vieron acorralados. Sanon fue detenido en Haití, a donde había llegado a principios de junio en un avión privado, acompañado de un pequeño grupo de mercenarios colombianos, de acuerdo con la policía. Ya el 12 de mayo había sostenido un encuentro en Fort Lauderdale con el objetivo de plantear su visión para reconstruir la nación caribeña. Entre los asistentes estaban un par de empresarios de Florida, otras dos piezas de las investigaciones como parte de la conexión en Miami: el ecuatoriano Walter Veintemilla y el venezolano Antonio Intriago.

El jefe de la policía haitiana, Leon Charles, supervisa la seguridad del funeral de Jovenel Moïse el 23 de julio.
El jefe de la policía haitiana, Leon Charles, supervisa la seguridad del funeral de Jovenel Moïse el 23 de julio.RICARDO ARDUENGO / Reuters

Poco después emergió en las investigaciones trasnacionales el nombre de Joseph Félix Badio, un exfuncionario del ministerio de justicia de Haití que sigue prófugo y, según la policía colombiana, fue quien dio la orden a los exmilitares para asesinar al presidente. De acuerdo con el director de la policía de Colombia, el general Jorge Luis Vargas, tres días antes del magnicidio les informó a Duberney Capador y German Rivera, los reclutadores colombianos, que la orden ya no era arrestar sino matar a Moïse. Badio trabajaba en la Unidad de Lucha contra la Corrupción (ULCC) y fue destituido el 17 de mayo de 2021 “por infracciones a normas éticas”, según las autoridades haitianas.

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El exsenador haitiano John Joël Joseph, un conocido opositor al partido del fallecido presidente Moïse, al que llegó a comparar con la covid-19, también está implicado. La policía haitiana acusa al político, en paradero desconocido, de proporcionar las armas utilizadas en el ataque.

La guardia presidencial que sobrevivió sin rasguños el ataque de un comando armado ha estado desde el principio en el ojo del huracán. Dimitri Hérard, el jefe de seguridad del Palacio Nacional, capturado el 14 de julio después de haberse negado a comparecer, estaba en el punto de mira de los investigadores desde antes del magnicidio por supuesto tráfico de armas. Junto al jefe de seguridad de Moïse, Jean Laguel Civil, son sospechosos de permitir que el presidente fuera torturado y asesinado en su vivienda sin que hubiera siquiera un intercambio de disparos. A Hérard también lo investigan en Colombia, pues el país sudamericano fue un lugar de tránsito en siete ocasiones en que viajó a Ecuador, Panamá y República Dominicana, escalas en las que llegó a permanecer hasta un par de días. El primero de esos viajes fue el 19 de enero y el último el 29 de mayo, de acuerdo con la policía colombiana. Hérard se formó en 2012 en Ecuador, en la Academia Militar Eloy Alfaro, y “se movilizaba por el mundo con una cédula de identidad de Ecuador legítimamente obtenida”, según confirmó este jueves el presidente Guillermo Lasso en una entrevista con CNN.

Además de Hérard, hay varios policías haitianos capturados. Desde el mismo momento en que se conoció el ataque, circulaban versiones sobre la participación de integrantes de la fuerza pública. Este martes, León Charles, comandante de la policía de Haití, confirmó que gracias a las declaraciones de los exmilitares colombianos identificaron y capturaron a Boni Grégoire, Clifton Hyppolite y Dominique Cauvin, como partícipes del asesinato. “Cauvin asistió a todas las reuniones de planificación del asesinato del Presidente de la República. Estas reuniones se organizaron con Reynaldo Corvington (otro agente detenido), que ya fue capturado”, aseguró Charles.

Los mercenarios colombianos

Por lo menos 24 mercenarios colombianos –18 capturados, tres muertos y tres prófugos– llegaron hasta Haití. Varios de sus familiares han insistido en que fueron contratados como personal de seguridad, no como sicarios. Al menos dos de los exmilitares que ayudaron a reclutar a sus compañeros sabían que debían asesinar a Moïse, mientras que otros habrían viajado engañados. Estos son algunos de ellos:

Duberney Capador, un exmilitar colombiano de 40 años, es quien reclutó al grupo de soldados retirados. Según la policía de Colombia también conocía el plan de asesinar al presidente Moïse. Oriundo de Génova, Quindío, en el eje cafetero, se había retirado del Ejército en 2019 después de dos décadas de servicio. Tenía entrenamiento en fuerzas especiales y era uno de los exmilitares que recibió la formación que el Ejército de Estados Unidos da a las tropas colombianas. Capador murió en enfrentamientos con la policía haitiana un día después del magnicidio. Alcanzó a comunicarse con su hermana a través de Whatsapp y le dijo que estaba acorralado pero negociaría una salida.

El excapitán del Ejército Germán Rivera es, según la policía colombiana, otro de los reclutadores y conocedor del plan contra Moïse. “Sabemos que Germán Rivera y Duberney Capador participaron en la planeación y organización de lo que inicialmente era una supuesta operación de arresto del presidente de Haití y para ello contactaron a más personas en nuestro país”, dijo el general Jorge Luis Vargas. Según esas informaciones, Rivera también fue informado de los avances de una reunión en Miami en la que se concretó la contratación de los mercenarios. Recibió 50.000 dólares para los gastos de alojamiento y mantenimiento del grupo de colombianos en Haití.

Otro eslabón clave entre los mercenarios colombianos es Mario Antonio Palacios, uno de los por lo menos tres exmilitares que aún están fugitivos. Palacios se ha convertido en uno de los hombres más buscados de Haití. Según algunas versiones, ingresó la noche del crimen a la residencia presidencial junto a Capador y Mauricio Javier Romero, otros miembros del comando armado que murieron abatidos luego del crimen, de manera que su testimonio podría aclarar lo que ocurrió.

Conexión Miami

La investigación para buscar a los presuntos autores intelectuales y financiadores del magnicidio ha llevado a los investigadores hasta Miami. Según las autoridades haitianas, en esa ciudad se realizó una reunión que fue clave en el plan. Varios de los señalados aseguran que los encuentros buscaban planear una transición gubernamental en Haití, pero no un asesinato.

Según la Policía de Haití, en esta reunión en Miami se planeó el magnicidio de Jovenel Moïse.
Según la Policía de Haití, en esta reunión en Miami se planeó el magnicidio de Jovenel Moïse.PNH / Policía Nacional de Haití

La primera de varias conexiones con Miami, el destino de buena parte de la diáspora haitiana, emergió a las pocas horas del magnicidio. Junto a los mercenarios detenidos en Puerto Príncipe luego del crimen también se entregaron James Solages (35 años) y Joseph Vincent (55), dos ciudadanos estadounidenses de origen haitiano que acompañaron al comando armado. Residentes del sur de la Florida, ambos han declarado que su papel se limitaba a ser intérpretes de los colombianos –pues en Haití se habla creole–, y que creían que el grupo iba a arrestar al presidente Moïse, no a asesinarlo.

Parte de las investigaciones también han apuntado a las empresas que intermediaron en el reclutamiento y traslado de los exmilitares colombianos, en particular una de ellas, Security LLC (Counter Terrorist Unit Federal Academy), con sede justamente en Florida. El gerente de CTU es un venezolano radicado en Miami, Antonio ‘Tony’ Intriago. La Policía de Colombia “ratificó” que Intriago participó en reuniones de planeación para contratar a los mercenarios. En esos encuentros estuvieron también Sanon, Solages y el colombiano Arcángel Pretelt (buscado). Con una tarjeta de crédito de CTU se pagaron 19 billetes aéreos desde Bogotá hasta República Dominicana, para algunos de los exmilitares colombianos. Desde Caracas, el presidente venezolano Nicolás Maduro ha vinculado a Intriago a la oposición política, mientras en Bogotá la Presidencia ha desmentido las versiones de que Iván Duque se había reunido con él en Florida. En un comunicado, señaló que el sábado 10 de febrero de 2018 en Miami, “en el acercamiento propio de un evento público de campaña, el entonces candidato accedió a saludar y tomarse fotografías con algunos de los asistentes” entre los que estaba el venezolano.

Además del papel de la firma CTU Security, entre las conexiones con Miami también está el ecuatoriano Walter Veintemilla, de 53 años, quien dirige Worldwide Capital Lending Group, una compañía de préstamos a la que recurrieron Intriago y Sanon, según las autoridades. El abogado de Veintemilla, Robert Nicholson, le dijo al Miami Herald que su cliente otorgó dos préstamos a la compañía de Intriago y a Sanon para financiar lo que creía era un plan para reemplazar a Moïse con un Gobierno interino en una transición pacífica, pero que nunca hubo ninguna discusión sobre un asesinato. Según el abogado, las múltiples reuniones con Sanon en Florida se limitaban a estrategias para financiar proyectos de infraestructura y sus aspiraciones políticas en Haití.

Arcángel Pretelt, considerado el eslabón perdido en la investigación, ha sido mencionado por la policía colombiana como uno de los hombres que participó en las reuniones con Intriago, Sanon y Solages. También conocido como Gabriel Pérez, es un empresario oriundo de Cali (Colombia) que vive en Estados Unidos. Experto en asuntos de seguridad, fue mencionado por los exmilitares colombianos como uno de los hombres que influenció a los políticos haitianos para el operativo.

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