Actualmente, todos nosotros utilizamos el ascensor a diario, y en alguna ocasión nos hemos planteado a quién se debe este invento, así que es el momento de conocer más sobre la historia del ascensor. Pues bien, su origen se remonta al siglo XIX de la mano de Elisha Otis. Fue él quien inventó el ascensor con freno de seguridad, aunque sólo se utilizaba para subir y bajar cargas ya que se consideraba peligroso para las personas.
Orrigen del ascensor
La primera referencia data del año 236 a.C. El arquitecto romano Vitruvio sostiene que Arquímides había construido un ascensor. También existen menciones a cabinas sostenidas con cuerda de cáñamo y accionadas por animales o a mano en un monasterio de Sinaí.
Los ascensores antiguos y medievales utilizaban sistemas de tracción basados en el mecanismo de una grúa. El montacargas inspiró a Elisha Otis para desarrollar un ascensor con un sistema dentado que, en caso de que se corta el cable de sujeción, amortiguaba la caída.
Pero, ¿quién era Elisha Otis? Mecánico de profesión, trabajaba en una fábrica de somieres. En el año 1852 diseñó un ascensor para subir y bajar material dotado de un avanzado sistema de frenado. En un principio apenas vendió tres unidades.
Sin embargo, no se rindió, y en 1854 hizo una demostración en el Crystal Palace de Nueva York. Subió al ascensor y, cuando estaba a una altura considerable, le dijo a un colaborador que corta la cuerda. Aunque el público se llevó un susto terrible, la plataforma apenas cayó unos pocos centímetros.
Fue así cómo, poco a poco, la sociedad de mediados del siglo XIX empezó a confiar en el ascensor. El primer gran pedido que recibió Elisha Otis fue un ascensor comercial para los almacenes de Broadway de la empresa EW Haughtwhat. Rápidamente las ventas aumentaron y, con ello, la fama de Elisha Otis.
Desarrollo de las ciudades
El ascensor puede considerarse uno de los inventos más importantes de la historia ya que sin él las ciudades no serían tal y como las conocemos en la actualidad ya que los rascacielos no existirían.
Los primeros ascensores funcionaban con maquinaria de vapor y eran muy ruidosos. Casi nadie se atrevía a subirse en ellos, y las personas preferían subir y bajar po las escaleras. Luego llegaron los hidráulicos y, finalmente los eléctricos, que pusieron fin al problema de la velocidad y la precisión.
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