Aunque hay muchos nombres que rodean la autoría de una de las invenciones más determinantes de la historia, hay un ingeniero inglés cuyo nombre supera en fama e importancia los de cualquier otra persona que estuviera implicada en el proceso de construir la máquina de vapor.
Y como lo más interesante acerca de él no es solo cómo se llamaba sino también quién fue y cuáles fueron sus aportaciones a la ciencia, y en definitiva, a la revolución industrial, en este artículo te desvelamos todo lo que necesitas saber sobre uno de los inventores más reconocidos de la historia.
Las proezas de James Watt (1736-1819) quedarán para siempre escritas en la historia
Aunque fue un notable ingeniero mecánico, inventor y químico, si se hizo tan famoso en el siglo XVIII fue porque mientras trabajaba fabricando instrumentos en la Universidad de Glasgow, se interesó en la tecnología de las máquinas de vapor y eso le llevó a percatarse de que los diseños coetáneos desperdiciaban una gran cantidad de energía enfriando y calentando repetidamente el cilindro.
Todo ello le animó a investigar alternativas más eficaces y a introducir un condensador separado que evitaba la pérdida de energía.
Eso mejoró radicalmente la potencia, eficiencia y rentabilidad de las máquinas de vapor, y entre eso y el hecho de que tras su éxito también adaptó este motor para producir un movimiento rotatorio (lo que amplió enormemente su uso más allá del simple bombeo de agua) le fue otorgado un papel fundamental en la primera Revolución Industrial tanto en el Reino Unido como en el resto del mundo pues no solo supuso un gran cambio para la industria del ferrocarril, sino también para la de la navegación.
Su versión mejorada de la máquina de vapor se presentó ante el público -ya patentada por él- en 1769- y logró con ella un éxito absoluto, porque aunque ya existían intentos de fabricar una máquina de vapor desde el siglo I (cuando Herón de Alejandría diseñó su eolípila), Watt se basó en la máquina que había fabricado en 1712 Thomas Newcomen.
Una productiva trayectoria con un final feliz
Aunque una vez patentado, Watt intentó comercializar su invento, lo cierto es que encontró muchas dificultades financieras hasta que se asoció con Matthew Boulton en 1775.
Juntos crearon la firma Boulton & Watt y fue de esta manera que ambos llegaron a tener gran éxito y a enriquecerse, cosa que le permitió jubilarse como un rico empresario que ingresó en 1785 en la Royal Society, que desarrolló el concepto de caballo de vapor y que consiguió que el vatio (unidad de potencia del Sistema Internacional de Unidades representada como W) fuera nombrado en su honor.
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