Quién tuitea “¡Feliz jueves!” en plena guerra


Qué difícil es tuitear cuando empieza una guerra. A falta de libro de estilo, la generación que distingue entre un sugar daddy (dícese del señor que paga por favores sexuales) de un daddy (novio o amante, papacito que no tiene por qué pagar nada ni prostituir a nadie aunque se diga en una canción de Eurovisión), intuye los límites del decoro. Son los que aplaudirán siempre a los “¡Buenos días!” de los “memes de madre” por WhatsApp, pero que resoplarán intuyendo bulla cuando, la mañana que Putin se pone a invadir Ucrania, lean a pelo en Twitter un “¡FELIZ JUEVES A TODOS!” junto al emoji de fiesta con gorrito y matasuegras.

Que se lo pregunten al CM (community manager) de la cuenta oficial de la liga de la UEFA, que el jueves 24 de febrero, primer día de la ofensiva rusa, tuvo que borrar exactamente eso, un “¡FELIZ JUEVES A TODOS! 🥳 “, el mensaje que siempre publica a primera hora los días de partido. Apenas estuvo visible para el resto del mundo unos minutos, pero fueron suficientes como para encontrarse con un alud de respuestas que transitaron entre los contenidos “¿De verdad crees que es una buena idea desearles a todos un feliz jueves?” o “Tenemos una guerra en Europa y es uno de los días más oscuros de la historia más reciente” al escueto, pero no por ello menos directo: “¡Lo siento, pero vete a la mierda!”.

Ya sea por un fallo de programación de un CM alérgico al despertador o por ser poco dado a calar el ambiente, una de las normas no escritas de Twitter sería que si acaba de empezar una guerra en tu casa, no procede saludar con el emoji más disfrutón. Chirría aunque sea en el portal en el que una vez un yihadista cordobés amenazó con bombardear España y todos acordaron que aquello era lo más divertido del mundo porque aquel barbudo del ISIS resultó ser el hijo de la Tomasa.

Nadie lo ha dejado por escrito, pero en una esfera en la que nuestro enfado debe virar para concentrarse en un tema o persona distinta cada día, cuando las decisiones se toman (y diluyen) colectivamente, impera la actitud defensiva. Frente a los sincebollistas de la tortilla, los que dictaminan a qué mujer de serie nocturna toca odiar esa semana o los que ahora andan a gritos sobre si el “No a la guerra” es pertinente en 2022, los más prudentes tiran de chaleco antibalas por el terror a los tuits citados y la malinterpretación.

Twitter defensiveness is wanting to tweet “it’s nice weather today” and tweeting “While I understand the implications of climate catastrophy & global warming, to me personally right here at the time of posting I personally feel the weather is quite good altho I recognize.. (1/11)

— Rami Ismail (رامي) (@tha_rami) February 18, 2022

“La actitud defensiva de Twitter es querer tuitear ‘hoy hace buen tiempo’ y acabar poniendo ‘Si bien entiendo las implicaciones de la catástrofe climática y el calentamiento global, para mí, personalmente, aquí y en el momento de esta publicación, personalmente siento que el clima es bastante bueno, aunque…”, escribió hace unos días el desarrollador de videojuegos Rami Ismail en un tuit que se viralizó, precisamente, por haber dado en el clavo sobre la cautela que abrazamos cuando intuimos la que nos puede caer por decir que nos gusta sentir el sol de invierno en la cara. En sintonía, la escritora Sarah Miller tuiteó: “El 80% de Twitter es decirle a otras personas lo estúpidas que son”. Aunque no es lo mismo disfrutar del buen tiempo que festejar en la primera mañana de una guerra desde una cuenta oficial europea, de señalar tantos fallos y el pánico frente a los que nos puedan encontrar se nos está rompiendo el cerebro.

A muchísimos tuiteros les dio por parafrasear el jueves aquella anotación de Kafka del 2 de agosto de 1914: “Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde fui a nadar”. Quién sabe si el CM vapuleado también fantaseó con compartir un “Rusia ha declarado la guerra a Ucrania. Por la tarde el Barça ganó al Nápoles” para poner un broche de ingenio egoísta en ese fatídico día. De verdad, qué difícil es tuitear en plena guerra.

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