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Raquel Perera, diez años junto a Alejandro Sanz: primero empleada, luego esposa


Alejandro Sanz y Raquel Perera han llegado a un acuerdo sobre los términos de su divorcio. La pareja ha evitado a última hora la celebración de un juicio que estaba fijado para este mes y ha llegado a un pacto sobre la disolución de su matrimonio que incluye que Perera se instalará en Madrid con los dos hijos de la pareja, Dylan y Alma. La solución se ha producido tras el viaje que el cantante ha realizado estos días a Miami para visitar a sus hijos menores, de los que ha estado alejado a causa de la pandemia. Se espera para las próximas horas un comunicado del artista con algún detalle más de lo acordado.

La pareja, que se separó hace un año, había llegado a un punto muerto en una negociación que empezó con visos de solución. El punto de fricción apareció cuando el cantante luchó porque el caso se dirimiera en España y su exesposa optó por Estados Unidos. Una situación muy similar a la que vivieron la tenista Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana. Sanz y Perera firmaron capitulaciones matrimoniales en España antes de casarse que no tienen validez en EE UU.

Por eso, el pasado mes de abril, Sanz presentó una demanda de divorcio en los juzgados de Pozuelo de Alarcón, en Madrid. Un movimiento al que Perera respondió con otra demanda en mayo, pero en Miami, donde convivieron juntos antes de su separación, por lo que la batalla ya no es solo por el contenido de los documentos, sino también por el lugar donde deben juzgarse los hechos. Según el medio mexicano Ventaneando, que tuvo acceso a la demanda, la empresaria exige a su exmarido una pensión para sus hijos, además de dinero para gastos escolares, viajes, tutorías, campamentos, seguros médicos o dentales… Para ello pedía un pago retroactivo desde julio de 2019, considerando que el artista no ha pagado lo suficiente durante este año. Eso implicaba unos 40.000 euros al mes.

Perera no solo reclamaba por sus hijos, sino también por ella. Solicitaba un seguro de vida del que quería ser la única beneficiaria y una pensión para ella, por su dedicación y su “contribución y ayuda al éxito profesional, al reorganizar sus compañías y con su sacrificio personal” y que sea acorde con el nivel de vida que ha tenido durante esta década. Así como una repartición equitativa de los bienes obtenidos durante los 12 años juntos. Ella argumentaba que dejó de lado su vida personal para contribuir a la economía familiar, criar a sus hijos y hacer que las empresas del músico prosperaran. De hecho, afirmó que fue presidenta durante años de Gazul Producciones, principal compañía de Sanz, sin tener un sueldo.

El cantante respondió en un extenso escrito dirigido a la corte de Miami en el que aseguraba que Perera estaba actuando de mala fe y que su separación se debía solventar en los tribunales españoles, no solo porque él hubiese comenzado el proceso en su país de origen, sino también porque así lo firmaron ambos en su acuerdo matrimonial. Además Sanz añadía que se negaba a pagar los 40.000 euros mensuales que le reclamaba su expareja y rebajaba la cifra a 15.000. Ella respondió con otro escrito en Miami.

En medio de esta batalla legal parece que una reunión entre ambos ha hecho posible el acuerdo que fija los términos económicos de la disolución de su matrimonio y la guardia y custodia de sus dos hijos. Todo parece indicar que Alejandro Sanz y su nueva pareja, la artista cubana Rachel Valdés, van a pasar mucho tiempo en Madrid por lo que el hecho de que Perera haya aceptado trasladarse a la capital española facilita las cosas. Perera pretendía inicialmente quedarse con los niños con el argumento de que el cantante pasa mucho tiempo viajando a causa de su trabajo.


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