Raúl Arellano: “Puede que los españoles fueran los únicos que dejaron de nadar en la pandemia”


Los españoles que participen del campeonato olímpico de natación que comienza este sábado en Tokio dispondrán de un plan de carrera diseñado especialmente a medida. Se lo proporcionará Raúl Arellano (Pamplona, 1958), el catedrático de biomecánica de la Universidad de Granada que desde hace cuatro décadas investiga la interacción entre el ser humano y el agua de las piscinas.

Pregunta. ¿Cómo descubrió que se dedicaría a la biomecánica aplicada a la natación?

Respuesta. Desde muy joven he tenido curiosidad por conocer este deporte en profundidad, no solo como nadador. Viajando por Inglaterra hace 40 años me crucé con un libro de náutica que me abrió los ojos: Aero-Hydrodynamics of Sailing, del ingeniero polaco Czeslaw Marchaj. Ahí comencé a entender los fundamentos de la propulsión del nadador que fue el objeto de mi tesis doctoral.

P. ¿Cómo afectan las corrientes y las olas a las pruebas de natación?

R. El nadador cuando nada genera olas divergentes y transversales. Las olas divergentes son las que van hacia los lados, se separan del nadador y afectan a los que están al lado. Si te colocas en determinada posición lateral respecto a otro competidor, puedes ayudarte surfeando esa ola que él genera. Si te colocas detrás te viene toda la parte turbulenta y te frena. Por eso en las pruebas de larga distancia los nadadores evitan que alguien se les aproxime. Se sabe desde siempre porque son principios de náutica. Sucede en el surf. Y sucede con los bancos de peces o las aves, que se organizan en una posición de rombo. Se colocan en la zona en la que aprovechan la energía positiva del que está delante. Si se separan o van hacia atrás se pierde el efecto positivo. Se nota mucho en las pruebas de aguas abiertas donde el participante puede chupar rueda, como pasa en el ciclismo. A Judit Ignacio, en 100 mariposa, en unos Europeos le recomendé, a través de su entrenador Fred Vergnoux, ponerse un poco detrás de una rival de mayores dimensiones que ella: “Agárrate a su estela y no la sueltes porque te va a llevar hasta el final”. Esto ayudó a que batiera el récord de España.

P. Si la natación es una adaptación del hombre a un medio para el que no está preparado naturalmente, ¿existe una técnica perfecta?

R. Cada nadador es un mundo. No se puede hablar de una técnica de crol, braza, mariposa o espalda. Y ahí está la clave. Cómo adaptas el modelo general a cada nadador. Te das cuenta de que tú haces poco como entrenador o biomecánico: el nadador viene con el chasis puesto, y lo aprovechas o no. Por eso la época del bañador de poliuretano igualó un poco las cosas: hizo que algunos nadadores que no tenían ese chasis de nacimiento, con ese carenado que proporcionaba el bañador impermeable obtuvieran resultados muy buenos. Pero ahora se acabó: o vienes con chasis de nacimiento o no puedes. Hugo González, por ejemplo, tiene una clase innata.

Hacemos una estimación de lo que ocurrirá en las pruebas e informamos al nadador para que anticipen lo que puedan hacer sus contrincantes. Numéricamente se pueden hacer predicciones precisas

P. ¿Cuál es la evolución que ha tenido su trabajo en los últimos?

R. Nos estamos trasformando de biomecánicos a analistas deportivos. Este es un ámbito de un desarrollo enorme en todos los deportes y se basa en el análisis de datos. En los Juegos de Londres desarrollamos el preanálisis de la competición. A partir de los datos que tienes haces una estimación de lo que ocurrirá en las pruebas y das información al nadador para que esté preparado y pueda anticipar lo que pueden hacer sus contrincantes. Estamos hablando de supernadadores que son capaces de tomar decisiones en tiempos muy cortos en función de lo que esté pasando en la carrera, o quedarse tranquilos sabiendo que ocurrirán ciertas cosas, y si lo hacen bien tendrán su oportunidad. Numéricamente, se puede predecir de forma muy precisa.

P. ¿Cómo fue el plan de carrera de Mireia Belmonte en el oro de Río?

R. Se podía prever que la australiana Madeline Groves nadaría con un determinado ritmo y que iría por delante hasta el 150, y que Mireia lo que tenía que hacer era permanecer a su estela y luego atacar en el viraje con un subacuático más largo de lo normal y ponerse adelante. Esto se dio tal cual con una diferencia muy pequeña. Luego las fuerzas te pueden responder, o no. Pero cuando tienes un modelo de rendimiento y lo aplicas tienes más probabilidades de que ocurra. Cuando sales sin prepararte solo estás aumentando la probabilidad de que ocurran cosas inesperadas.

P. ¿Nunca se producen imprevistos?

R. Sí porque los nadadores a veces se dejan llevar y se reservan fuerza para la final. Mireia la sacó y la australiana no. Hay una frontera. ¿Quién va a ganar el 100 libre en Tokio? Ves el ránking y están Popovici y Kolesnikov, y luego Dressel y Chalmers. Pero es muy probable que ganen Dressel o Chalmers, que tienen formas de nadar muy diferentes. Uno aprovecha la velocidad de salida y la mantiene en el segundo largo y el otro sale más lento y tiene una velocidad extraordinaria en el segundo largo. Son dos formas de aproximarse a la prueba. ¿Dónde puedes ganar tus décimas de segundo? Ahí está el juego.

P. ¿Qué equipo es el que más se apoya en los científicos?

R. Los rusos son los que más ciencia han aplicado en el entrenamiento. Es donde más influyen los equipos científicos. Dimitry Volkov en los 80 solía quedar primero o segundo de Europa en el 100 braza porque sacaba a todos los demás cuerpo y medio en la salida. Ellos diseñaron una salida con una fundamentación teórica, con movimientos que generaban momentos angulares óptimos, y se flexionaba en el aire para aumentar la velocidad de rotación del cuerpo y entrar con un ángulo más abierto. La bautizaron Salida Volkov. Y con un trabajo de potencia muy superior a lo que se hacía en la natación en ese momento, en la salida sacaba a todos los demás un cuerpo y medio. Era una barbaridad. Pude observar en Moscú en el año 89 como utilizaban una catapulta mecánica adosada al poyete de salida y activar los músculos de las piernas con una intensidad enorme durante el impulso. Sus instalaciones tenían otros mecanismos, como sistemas para realizar natación asistida en todas las calles, que nosotros todavía ni hemos replicado tantos años después.

Kolesnikov hizo 47,53s. Pero para ser campeón olímpico en 100 libre creo que habrá que bajar de 47s. Dressel hizo 46,96s en 2019. La variabilidad positiva de Kolesnikov debería coincidir con la variabilidad negativa de los demás

P. ¿Cree que Kolesnikov tiene alguna posibilidad de ganar el oro en 100 libres?

R. Kolesnikov es un espaldista extraordinario y tiene una gran marca en libre: 47,53s. Pero para ser campeón olímpico creo que habrá que bajar de 47s. Dressel lo puede hacer. En 2019 hizo 46,96s. La variabilidad positiva de Kolesnikov debería coincidir con la variabilidad negativa de los demás. Hemos estudiado todas las clasificaciones del último Europeo, de preliminares a final, y la variabilidad es la clave: quien mantiene el mismo rendimiento en el primero y, sobre todo, en el segundo largo, obtiene mejores resultados. Es probable que el ganador esté por encima de 47s si la carrera es táctica, pero lo dudo porque Dressel no sale reservándose. Depende de lo rápido que pueda salir Kolesnikov, que nunca ha sido extraordinariamente rápido en la salida.

P. ¿Hay algún descubrimiento científico que haya mejorado la forma de nadar en las últimas décadas?

R. Se ha desarrollado mucho la investigación básica en ámbitos como la hidrodinámica o aspectos energéticos. Pero tarda mucho tiempo en aplicarse al nadador en su trabajo diario y requiere de una formación muy sofisticada por parte del entrenador. En nuestros trabajos a finales de los 90 descubrimos con técnicas de visualización de fluidos, que la estela que produce un nadador en su desplazamiento subacuático es una estela propulsiva, caracterizando lo que se puede considerar una buena estela u otras menos eficientes. Pero también nos dimos cuenta de que algunas características del nadador estaban relacionadas, como la flexibilidad de tobillos, la hiperextensión de rodillas o la hiperflexión de hombros. El problema es que la hiperextensión de rodillas es algo innato, lo que limita la propulsión al que no la posee. El que hiperextensiona rodillas se propulsa mucho mejor en mariposa y espalda.

P. ¿Por qué en espalda?

R. Porque la espalda utiliza la propulsión de las piernas mucho más que el crol. El pie sale un poco fuera del agua, pero precisamente gracias a la hiperextensión lo que se queda dentro del agua es la rodilla que es lo que no debe salir, pues aumenataría enormemente la resistencia de oleaje en esa zona.

P. ¿Qué predicción hace para estos Juegos?

R. He descargado todos los ránkings mundiales y mi conclusión es que nadie ha dejado de nadar con la pandemia. En la mayoría de los casos esos vídeos que circulan sobre el aumento de la preparación física en seco, o son mentiras o resulta que entrenar lejos de las piscinas ha sido beneficioso. Hay italianos que pasaron el confinamiento en centros de alto rendimiento. Es probable que los únicos que hayamos dejado de nadar seamos los españoles. De otro modo no se explica que en muchos equipos no haya habido ninguna disminución de los rendimientos. Las marcas están dentro de las previsiones en una situación normal sin pandemia. Incluso hemos detectado avances brutales, como en el 200 libre de los ingleses, el 400 libre de los australianos, el 200 mariposa de Milak o el 100 braza con Peaty y Kamminga. ¡Estos dos están volando!

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