razones por las que las videollamadas estresan

Nada más declararse el estado de alarma por la pandemia actual de coronavirus, todos pensamos en que las videollamadas nos «salvarían» a la hora de tener que teletrabajar y también cómo no, para poder comunicarnos con nuestros familiares y amigos, pero a casi dos meses vista, se multiplican cada vez más, los casos de personas que dicen sentir cansancio e incluso ansiedad tras haber utilizado aplicaciones como Zoom.

Fatiga por el uso de Zoom: la razón por la que las videollamadas nos estresan

videollamadas

Si están realizando videollamadas con cierta frecuencia, incluso todos los días o varias veces al día, es posible que hayas notado como al acabar tienes una sensación de agobio o que incluso estás cansado. No debes pensar que lo que te sucede es algo raro, de hecho la fatiga por videollamada es tan real y está ya tan generalizada que se ha acuñado un término para definirla: fatiga por zoom (en alusión a la famosa aplicación con la que podemos hacer videollamadas grupales). Veamos de qué depende.

Pobreza de las señales no verbales

Cuando hablamos cara a cara con un persona, nos fijamos no solo en sus palabras, sino también, en una serie de señales no verbales (como pueden ser la dirección de la mirada, expresiones faciales, gestos con las manos) que completan el discurso hablado y proporcionan comentarios sobre cómo piensa el interlocutor. En las videollamadas, esas señales o bien estarán ausentes o bien distorsionadas, debido al retraso de la señal, la presencia de varios participantes, poca iluminación, tener una cámara web de baja resolución o una conexión lenta : todo esto hace que sea mucho más difícil y agotador percibir y enviar el mensaje correcto .

Acción obligatoria

Como explica un artículo en IFLScience, un elemento adicional de estrés podría derivarse de la disonancia cognitiva , la tensión o la sensación de incomodidad que sentimos cuando nuestras creencias están en contraste ya que por un lado, somos conscientes de que las videollamadas son una herramienta útil para comunicarnos con colegas , amigos o familiares. Pero por otro lado, podemos llegar a sentir también que estamos siendo obligados a hacerlas incluso cuando en una situación normal o antes de la pandemia, no solíamos recurrir a de ellas. Este contraste puede generar estrés y desafección hacia el medio.

Estar bajo presión

Finalmente, está el factor «rendimiento». Como cada uno de nosotros ha tenido la oportunidad de observar, las videollamadas nos suelen llegar cuando estamos sin arreglar o  en pijama, de mal humor, con la casa en desorden o después de horas frente a un ordenador que estamos usando para el teletrabajo o la enseñanza online. Tener que parecer presentable en un período en el que ya nos sentimos presionados, nos hace sentir incómodos, nos comportamos de una manera un poco espontánea y nos distrae del significado profundo de la conversación provocando que al acabar la videollamada sintamos fatiga e incluso estrés.

Cómo eliminar la fatiga por Zoom

Para que podáis eliminar toda esa fatiga o estrés que sentís con las videollamadas podemos recurrir a algunas pautas que son fáciles de aplicar. Por ejemplo, podemos alternar entre videollamadas  y llamadas de voz tradicionales.

También será bueno alejarse del móvil o el ordenador al acabar la videollamada. Date un respiro de al menos cinco minutos, antes de ponerte de nuevo con el móvil o seguir trabajando con el ordenador.

Si tras acabar la videollamada no tienes nada que hacer, puede ser bueno hacer también un poco de ejercicio, de modo que puedas ocupar tu mente en otra actividad, olvidarte de esos nervios y como no, desestresarte.

Por último, y si eres de las personas que tienen que hacer muchas videollamadas por motivos profesionales, quizás puedes proponer sustituir algunas con documentos compartidos en grupo.


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